Por Horacio Cecchi
El martes 19, una semana después de que en San Isidro policías locales prohibieran a una madre amamantar a su bebé en una plaza, y cuatro días antes de que en todo el país se desataran piquetetazos por doquier contra una decisión autoritaria, una madre en Eldorado, Misiones, denunció que tres policías la habían sometido de la misma manera cuando amamantaba a su bebé de seis meses en una calle céntrica de esa ciudad. La denuncia de la mujer, por un lado, parece confirmar que la agresión policial en San Isidro no fue un lapsus localista sino un hábito extendido; por el otro, la madre de Eldorado reconoció que difundió públicamente la agresión animada después de la impresionante movida del #Piquetetazo nacional, que tuvo su eco en las tierras coloradas.
La joven mamá de Eldorado, Norma Vogel, denunció que tres policías la interceptaron en la calle mientras caminaba dandole la teta a su bebé de 6 meses. “Estaba caminando para ir a comprar a una farmacia y me pararon tres policías (dos hombre y una mujer) –reveló Vogel a una radio local–. Dos de ellos me agarraron del brazo y me dijeron que guarde mi pecho porque estaba prohibido amantar en la calle, que hay una ley que lo prohíbe”. Vogel les pidió que le exhibieran la ley.
Al pedirles un papel con la constancia de la ley, “uno de ellos me dice que no lo tenían, pero que es una ley y que yo la tengo que cumplir o que podía ir presa por desacato a la autoridad, que la próxima vez podría ir cinco años presa. Primero pensé que se trataba de una burla nada más. Por eso no miré la identificación de los policías. Yo seguí amamantando, seguí caminando porque ellos me dijeron que desapareciera de la vista de ellos”.
Es posible que Coni Santos, en San Isidro, no tome dimensión de su reacción, que ya la ha trascendido, primero en el #Piquetetazo masivo nacional, y ahora en las denuncias que anima semejante movida, reacciones contra la violencia naturalizada en rigor.
Ayer al mediodía Norma Vogel fue citada a la Unidad Regional III de Eldorado, donde su jefe, Roberto Gazano, se disculpó personalmente y ordenó un sumario de investigación administrativa. “Lo más importante para nosotros –dijo Gazano a la prensa– era disculparnos con la señora y asegurarnos que esto no vuelva a suceder”. En algunos medios se citaba la acción de los uniformados como “un error”. Ni la actuación policial, ni la cita periodística, podrían ubicarse como errores sino como hábitos.
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