miércoles, 4 de enero de 2012
Agenda de ReflexionN° 774 - El Guerrero de la Periferia (La biografía de Jorge Rulli)
SEGUNDA PARTE.
4. Las principales experiencias capaces de imaginar al mundo desde miradas campesinas se dieron en la antigua Rusia zarista bajo el movimiento de los Narodnikis, y sus polémicas con el Marx anciano, fueron tan fecundas que lo llevaron a éste a dudar de muchas de sus afirmaciones anteriores y aceptar la posibilidad de caminos diversos para la construcción del Socialismo. Sin embargo, después de la muerte de Marx, justamente en ese período de revisiones postreras, fue Engels el responsable de seleccionar y editar sus escritos y lo hizo a su buen saber y entender, desechando buena parte de aquellas líneas de pensamiento en esbozo y condenando de hecho, la posibilidad de una vía campesina que no pasara por el reconocimiento al rol protagónico, hegemónico y hasta excluyente, del proletariado industrial y a la aceptación rigurosa de que, tal como se manifestaba en aquellas épocas, y aún muchos siguen repitiendo: “para llegar al cielo del socialismo, era preciso indefectiblemente atravesar por el infierno del Capitalismo”.
5. Aquellas opciones fueron determinantes para la Humanidad, y me refiero al modo en que en la Rusia bolchevique el Ejército Rojo, las líneas eléctricas y el ferrocarril, barrieron con las últimas resistencias de autonomía campesina. Recordemos la consigna “socialismo es igual a poder soviético más electrificación”. La victoria de esa versión del marxismo, convertida más tarde en una cosmovisión, selló también una continuidad y una adhesión del pensamiento y de las propuestas de los oprimidos del mundo con el universo de la ciencia europea del siglo XIX, con su materialismo positivista y con su visión mecanicista y unilineal de la evolución y en especial con esa mirada eurocéntrica que intentaba reordenar la realidad desde los propios parámetros y que acompañó durante el siglo veinte y desde posiciones de izquierda, los avances coloniales sobre la periferia del mundo. Lamentablemente, aquellas opciones incluyeron asimismo, el dar la espalda a la Ecología y hacerse cargo de un mandato inexcusable: el de dominar a la Naturaleza. Esa herencia tiñe todavía los pensamientos progresistas y de izquierda con los que debemos convivir y dialogar cotidianamente. No es posible imaginar que la izquierda latinoamericana aún no advirtió la importancia de la preservación del ambiente o acaso la importancia de los desarrollos locales amigables con la Naturaleza, del valor del comer sano o del vivir de un modo más armonioso con el entorno. No, sería una ingenuidad de nuestra parte no comprender que priman en esa izquierda los viejos paradigmas que sustentan esos pensamientos progresistas, el enamoramiento de las chimeneas como símbolo de la industrialización en el siglo XX, y esas opciones constantes por las categorías de la gran escala, del empleo y las profundas certezas respecto de un progreso ilimitado.
6. Hoy nuestro continente vive un concierto de diversos gobiernos populares, renovadores o acaso reformistas, en algunos casos reconocidamente socialistas y en general fuertemente antiimperialistas. No obstante, y como consecuencia de una fuerte persistencia de las ideologías setentistas y de sus lógicas marxistas de construcción del pensamiento, es evidente que ese antiimperialismo que tiene a Bush y a lo norteamericano por objetivo, no incluye ni los modos de vida norteamericanos que se nos proponen a través del cine o de la publicidad, ni a las grandes Corporaciones con las cuales se negocia o acuerda, sin mayores conflictos de conciencia. Nuestras élites dirigenciales son antiimperialistas pero globalizadas, continúan confiando en el Progreso ilimitado y considerando la necesidad de que a falta de una burguesía empeñosa, sean los viejos revolucionarios, hoy en el rol de funcionarios progresistas, los que lleven adelante las tareas pendientes del Capitalismo, aún al precio de que las inversiones de capital estén a cargo de las corporaciones internacionales.
7. Que la izquierda comparta muchos de los mismos paradigmas desarrollistas con la derecha política y hasta neoliberal, hace que las formas globales de las nuevas dependencias sean generalizadamente visualizadas como irrelevantes o que no sean consideradas políticamente. Los modelos de monocultivos, las producciones masivas de commodities, la Biotecnología y las semillas GM, la minería por cianurización, los bosques implantados, la alimentación de animales en encierro con sojas transgénicas, el avance de las fronteras de agricultura industrial sobre las tierras campesinas y los montes nativos, la conversión de los productores locales en eslabones de grandes cadenas agroalimentarias, se consideran aspectos positivos o negativos, pero siempre propios de un precio inevitable que es preciso pagar a la modernidad… Las campañas en defensa de la Ecología movilizan cada vez más población implicada en las políticas de devastación, pero aún no logran instalarse en las agendas de los partidos o de los gobiernos. Los movimientos campesinos, mientras tanto, se debaten en la confusión y fluctúan entre el creciente acorralamiento de sus bases por las políticas de los Agronegocios y los equipos ideológicos anacrónicos de sus líderes, que les imposibilitan enfrentar esas situaciones sino desde perspectivas de reivindicación social. Tan sólo se trataría de reconocer que la situación es sumamente compleja y que a una situación compleja deberíamos enfrentarla con pensamientos complejos, pero eso para muchos no resulta fácil pues requeriría reaprender a pensar o acaso incorporar los nuevos paradigmas.
PROF GB
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