Hay huellas dejadas por los totalitarismos que persisten y reaparecen en cualquier presente. Pruebas al canto: el enjuiciamiento en Alemania a un ex guardia nazi de 98 años por su complicidad en los horrores del campo de concentración y exterminio de Sachenhausen, luego devenido de internamiento bajo el mando soviético en la ex RDA.