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El convulso panorama político, económico y militar que atraviesa el mundo quedó condensado durante junio en tres cumbres internacionales de las más significativas en mucho tiempo (las del Grupo de los 7, los BRICS y la alianza occidental OTAN), que tendrán consecuencias geopolíticas en lo inmediato y a largo plazo. Sobre esto versa el Informe Especial EA "LA CRISIS GLOBAL EN TRES CUMBRES", que ha sido elaborado por nuestra fundación y que queremos poner a su disposición.
Saludos Cordiales, Equipo EA
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LA CRISIS GLOBAL EN TRES CUMBRES
El convulso panorama político, económico y militar que atraviesa el mundo quedó condensado durante junio en tres cumbres internacionales de las más significativas en mucho tiempo (las del Grupo de los 7, los BRICS y la alianza occidental OTAN), que tendrán consecuencias geopolíticas en lo inmediato y a largo plazo.
La guerra en Ucrania fue el factor más disruptivo de las tres grandes cumbres internacionales escenificadas en junio (G7, BRICS y OTAN), pero sus debates y conclusiones tendrán grandes repercusiones, a corto y largo plazo, en el actual contexto de crisis económica, energética y de seguridad, y bajo un acelerado proceso de desglobalización aún de incierto resultado.
En Elmau (Baviera, Alemania), el Grupo de los 7 (G7) hizo del conflicto Ucrania-Rusia el centro de sus preocupaciones. "Estaremos junto a Ucrania todo el tiempo que sea necesario y proporcionaremos ayuda financiera, humanitaria, militar y diplomática para la valiente defensa de su soberanía e integridad territorial", dijeron los líderes de las siete potencias (EEUU, Reino Unido, Alemania, Japón, Francia, Italia y Canadá), que también abordaron asuntos como la deuda, la crisis energética, la creciente inseguridad alimentaria y la emergencia climática.
Por su parte, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), celebraron una XIV Cumbre de Líderes virtual, presidida por el chino Xi Jinping, en la que trataron la guerra en Ucrania (apoyaron “conversaciones” bilaterales) pero también comprometieron su esfuerzo común en la recuperación económica mundial (suman 40% de la población mundial y 20% del PIB y del comercio globales).
Las dos cumbres tuvieron la participación especial como invitado de Argentina, a través del presidente Alberto Fernández. Ante los BRICS, el mandatario solicitó la incorporación del país al bloque -que contempla su expansión, como anunció Xi-, y transmitió la preocupación de América Latina por las severas consecuencias económicas y alimentarias que está teniendo en la región la guerra en Ucrania.
En Alemania, Argentina integró un grupo de naciones invitadas con India, Indonesia, Senegal y Sudáfrica. Fernández impulsó ante el G7 un alivio de la deuda de los países de renta media y pidió que los Derechos Especiales de Giro (DEGs) del FMI usados durante la pandemia para mitigar la crisis económica global sirvan ahora para capitalizar bancos regionales que financien infraestructura para el desarrollo.
Finalmente, en Madrid, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) celebró una histórica cumbre que dejó, por un lado, la inminente incorporación de Finlandia y Suecia a la alianza (1.300 km más de frontera con suelo ruso) y, por el otro, la actualización de su “Concepto Estratégico”, según el cual Rusia es definida como “amenaza” y China señalada por su “postura militar coercitiva”.
A continuación, un breve resumen informativo sobre las conclusiones de cada cumbre:
G7 - LA CUMBRE DE ELMAU
En su Comunicado Final, el G7 comprometió su apoyo “al gobierno y el pueblo de Ucrania en su lucha por un futuro pacífico, próspero y democrático futuro pacífico, próspero y democrático” y confirmó que seguirá “imponiendo costes económicos severos e inmediatos” al gobierno de Rusia.
También anunció que intensificará sus ”esfuerzos para contrarrestar sus efectos adversos y perjudiciales a nivel regional y mundial” y para “ayudar a garantizar la seguridad energética y alimentaria mundial, así como a estabilizar la recuperación económica”.
En su capítulo climático, el G7 prometió “reducir su dependencia general de los combustibles fósiles” y acelerar la transición a la energía limpia hacia la meta de emisiones netas cero a más tardar en 2050. Sin embargo, decididos a reducir su dependencia del petróleo y el gas de Rusia, remarcaron la importancia del creciente rol que juega el gas natural licuado y la necesidad de invertir en el sector, sin afectar el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París (2015).
Las siete potencias reconocieron “la carga que suponen los aumentos de los precios de la energía y la inestabilidad del mercado energético, que agravan las desigualdades nacionales e internacionales y amenazan nuestra prosperidad compartida”. De allí que anunciaron medidas coordinadas con la Agencia Internacional de Energía (IEA) “para reducir las subidas de precios y prevenir nuevos impactos en nuestras economías y sociedades, en el G7 y a nivel mundial”.
Sobre la crisis económica y alimentaria, con una inflación “a niveles no vistos desde hace décadas” dentro y fuera del grupo, el G7 renovó su compromiso “con la coordinación continua para minimizar el impacto de la guerra a nivel mundial, así como en nuestras propias economías y población, incluso proporcionando un apoyo bien dirigido, cuando sea necesario”.
También reconocieron la “deteriorada y muy difícil situación de la deuda de muchos países en desarrollo y mercados emergentes, con más de la mitad de los países de bajos ingresos con problemas de endeudamiento o con un alto riesgo de sufrirlos” y “la urgencia de mejorar los marcos multilaterales para la reestructuración de la deuda y para abordar esas vulnerabilidades”.
El Grupo subrayó su “compromiso de aplicar con éxito el Marco Común del G20 (G20) para el tratamiento de la deuda, más allá de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda” de ese foro e instó a “todos los acreedores pertinentes, incluidos países que no pertenecen al Club de París, como China, con grandes créditos pendientes de pago de países de bajos ingresos que se enfrentan a problemas de sostenibilidad de la deuda, y a los acreedores privados (...) a que contribuyan de forma constructiva al tratamiento de la deuda”.
En el apartado sobre la pandemia, el G7 abogó por permitir un acceso mundial equitativo a vacunas, productos terapéuticos, diagnósticos y otros productos médicos esenciales, y valoró su compromiso cumplido y superado de 2021 de compartir 870 millones de dosis de vacunas (fueron en total 1.175 millones).
XIV CUMBRE DE LÍDERES DEL BRICS
En su Declaración de Beijing, entre otros aspectos, los cinco países llamaron a tener en cuenta “la necesidad de promover, proteger y cumplir los derechos humanos de forma no selectiva, no politizada y constructiva y sin dobles raseros. Pedimos que se respeten la democracia y los derechos humanos.
Así, reafirmaron su “compromiso de garantizar la promoción y la protección de la democracia, los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos con el objetivo de construir un futuro compartido más brillante para la comunidad internacional, basado en una cooperación mutuamente beneficiosa”.
También renovaron su “apoyo a la ampliación y el fortalecimiento de la participación de los mercados emergentes y los países en desarrollo (EMDC) en los procesos de toma de decisiones y establecimiento de normas económicas internacionales”, así como “al papel de liderazgo del G20 en la gobernanza económica mundial”.
“Es imperativo reforzar la coordinación de macropolíticas para sacar a la economía mundial de la crisis y dar forma a una recuperación económica post pandémica fuerte, sostenible, equilibrada e inclusiva. Instamos a los principales países desarrollados a que adopten políticas económicas responsables gestionando al mismo tiempo los efectos indirectos de las políticas, para evitar impactos graves en los países en desarrollo” sostuvo el BRICS.
También abogaron por “un sistema de comercio multilateral abierto, transparente, inclusivo, no discriminatorio y basado en normas, tal y como lo encarna la Organización Mundial del Comercio (OMC)”, para la que pidieron “la reforma necesaria para construir una economía mundial abierta que apoye el comercio y el desarrollo, mientras se preserva su papel preeminente para establecer normas y la gobernanza del comercio mundial”.
En cuanto a las finanzas globales, el BRICS pidió que la 16ª Revisión General de Cuotas se concrete satisfactoriamente a tiempo, antes del 15 de diciembre de 2023, “con el fin de reducir la dependencia del FMI de los recursos temporales, abordar la infrarrepresentación de los mercados emergentes y los países en desarrollo (EMDC) para su participación significativa en la gobernanza del FMI y proteger la voz y las cuotas de los miembros más pobres y pequeños”. Al respecto, saludó la canalización voluntaria de DEGs en favor de los países más necesitados, así como la decisión del FMI de establecer el Fondo de Resiliencia y Sostenibilidad (RST).
Finalmente, sobre el conflicto en Ucrania, se comprometieron a “a respetar la soberanía y la integridad territorial de todos los Estados”, apoyaron la resolución pacífica de diferencias y controversias mediante el diálogo y la consulta, y apoyaron “todos los esfuerzos que conduzcan a la resolución pacífica de las crisis”.
“Hemos debatido la situación en Ucrania y recordamos nuestras posiciones nacionales expresadas en los foros apropiados, a saber, el CSNU y la AGNU. Apoyamos las conversaciones entre Rusia y Ucrania. También debatimos nuestra preocupación por la situación humanitaria en Ucrania y sus alrededores y apoyamos los esfuerzos del Secretario General de las Naciones Unidas, los organismos de la ONU y la Cruz Roja para prestar asistencia humanitaria de conformidad con los principios básicos de humanidad, neutralidad e imparcialidad”, dice la declaración.
OTAN: LA CUMBRE DE MADRID
Con la guerra en Ucrania como telón de fondo, los 30 países de la organización atlántica aprobaron un nuevo Concepto Estratégico, según el cual “si bien la OTAN es una alianza defensiva, nadie debe dudar de nuestra fuerza y determinación para defender cada centímetro del territorio aliado, preservar la soberanía y la integridad del territorio de todos los Aliados y prevalecer contra cualquier agresor”.
“En un entorno de competencia, mejoraremos nuestra conciencia global y alcance para disuadir, defender, impugnar y negar en todos los dominios y direcciones, en línea con nuestros 360 grados”, dice el documento, y al respecto recuerda que “los conflictos, la fragilidad y la inestabilidad en África y Oriente Medio afectan directamente a nuestra seguridad y la seguridad de nuestros socios”.
“Esta situación proporciona un terreno fértil para la proliferación de organizaciones no estatales. grupos armados, incluidas las organizaciones terroristas. También permite desestabilizar y interferencia coercitiva de competidores estratégicos», explica el nuevo Concepto Estratégico de la OTAN sobre su frontera sur.
Sin embargo, para la OTAN “Rusia es la amenaza más significante”, según lo expresa en el documento, de 16 páginas y 49 puntos que incluyen objetivos y principios, entorno estratégico y misiones clave de la OTAN.
Rusia aparece definida como “la amenaza más significativa y directa para la seguridad de los Aliados y para la paz y la estabilidad en la zona euroatlántica. Pretende establecer esferas de influencia y control directo a través de la coerción, la subversión, la agresión y la anexión. Utiliza medios convencionales, cibernéticos e híbridos contra nosotros y nuestros socios”.
“La Federación Rusa -añade- ha modernizando sus fuerzas nucleares [...] Tiene como objetivo desestabilizar los países de nuestro Este y Sur. En el Ártico, su capacidad para socavar la libertad de navegación a través del Atlántico Norte es una estrategia y desafío a la Alianza. La acumulación militar de Moscú, incluso en el mar Báltico, Negro y Mediterráneo, junto con su integración militar con Bielorrusia, desafían nuestra seguridad e intereses”.
Pero la OTAN también hace una referencia abierta a “la postura militar coercitiva de China y voluntad comprobada de usar la fuerza para perseguir sus objetivos políticos que socavan el orden internacional basado en reglas”.
“Las ambiciones declaradas y políticas coercitivas de China desafían nuestros intereses, seguridad y valores. China emplea una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para aumentar su huella global y proyectar poder, mientras permanece opaco sobre su estrategia, intenciones y desarrollo militar”, sostiene el documento, que atribuye a Beijing la pretensión de “controlar sectores clave tecnológicos e industriales, infraestructuras críticas, materiales estratégicos y las cadenas de suministro”.
Publicado el 04/07/2022
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