¿Y las responsabilidades? ¿Y las cadenas de responsabilidades? Que a Guzmán lo llamen ahora “irresponsable” desde el cristinismo, cuyo deporte cotidiano fue y es demoler el gobierno al que pertenecen, está en la cima del cinismo. “Andate, Guzmán”, gritaron meses enteros. Guzmán se va. “Qué irresponsable”, braman ahora en cadena. La pregunta inevitable: ¿saben exactamente qué quieren? Le rayan el auto a todo el gabinete, luego Cristina llama a la paz y a no estigmatizar. Le renuncia Máximo al bloque en la cara del ministro de Economía, pero luego cuando renuncia el ministro lo llama “irresponsable”. Mientras, son capaces de torpedear las negociaciones con el FMI y hacen públicas diferencias que debilitan el tan mentado “volumen político” del gobierno. Eso es irresponsabilidad. La pregunta, a esta altura, y cuando Cristina comienza a borronear en sus repetidos discursos la necesidad de un “acuerdo nacional”, es cómo se puede construir un mínimo piso de confianza para reconstruir un país si no hay un mínimo de confianza para sostener una coalición. El kirchnerismo alimentó tanto su pedagogía del conflicto como vitalidad política (a una altura casi donde el conflicto es abstracto, porque no importa cuál, importa que haya uno) que se vuelve inverosímil su “voluntad de acuerdos” más allá de la corte de empresarios nacidos para sacarse fotos y subsidios. Que en política hay ideologías y posiciones se sabe desde la semana de mayo de 1810.
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