El caso del soldado japonés
El Presidente de la Nación ha reiterado en más de una oportunidad que los medios que emiten constantemente ataques desmedidos y descalificaciones contra su persona y su gobierno se asemejan a aquellos soldados japoneses que, internados en las junglas del este de Asia, no se enteraron que había finalizado la Segunda Guerra Mundial y continuaron x décadas un combate imaginario.
Debemos recordar que la guerra en el Pacífico finalizó con la calamitosa derrota de uno de los bandos, abrumado por la capacidad de fuego atómico del otro.
El ejemplo no parece adaptarse al caso de la Argentina, donde dos bandos político-sociales importantes se vienen enfrentando en forma abierta desde el conflicto encabezado por “el campo” en 2008. Uno de los bandos lo ha designado a Alberto Fernández como responsable de la conducción del Estado, y él ha declarado su voluntad de no seguir confrontando, en aras del bien común.
Sin embargo, el otro bando, que no se parece precisamente a un pobre combatiente japonés desorientado al margen del mundo, continúa en guerra abierta y sucia contra el bando que hoy ocupa las principales responsabilidades institucionales de la Nación.
¿Corresponde Esta actitud a la de una democracia madura, asentada, con mínimas reglas consensuadas de convivencia y de racionalidad? No. Se asemeja más a la imagen chocante de socialdemócratas escandinavos azorados frente al asalto de los fasci di combattimento de Benito Mussolini.
El ataque constante, destructivo y desestabilizador, no puede considerarse la actitud personal de algún alto empresario, ni un resabio cultural de épocas oligárquicas pasadas, sino una actitud política meditada que persigue un fin político estratégico: restaurar el dominio de la coalición de sectores que protagonizaron el desquicio económico e institucional 2015-2019.
Luego de Pearl Harbour, con buena parte de su flota del Pacífico hundida, el gobierno norteamericano no menospreció ni desvalorizó al enemigo. Movilizó todo su potencial industrial y militar para revertir el estado de situación.
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