El hombre camina solo, de blanco, cual novio.
“De punta en blanco” como se decía antes.
Paso lento, calculado, por la edad y porque millones
lo estarán viendo.
La plaza detrás de él, vacía y ausente.
Lo circundan dos hombres de negro riguroso.
El blanco brilla mas, espejo bizarro ese negro.
Reza, ora pro nobis, besa los pies de Cristo.
Medita, es pura Fe.
Pero Bélgica e Italia dejan morir sus ancianos.
Selección natural de los poderosos
que le dicen. Darwinismo social.
El hombre convence que “nadie se salva solo”.
Y Trump amenaza con invadir Venezuela, mientras su
país
cae en un lento espiral o “caracol de sueño” como
diría el tango.
Y Bill Gates preocupado por la Pandemia invirtiendo en
un Congreso
de millonarios, el año pasado, donde “profetizaba” que
se acercaba un virus.
En Italia o la revista Times, 2015 y 2018, jugaban a
profetas bíblicos.
Se viene una Pandemia auguraban.
Y se vino.
Bill ya sabía? La RAI y el Times también?
China inoculada por militares estadounidenses?
Irán?.
Mientras el gigantesco barco de guerra yankee Teodoro Roosvevelt
con armamento nuclear
a la deriva en Guam, contagiado de corona virus.
Y Central Park convertido en hospital de campaña y
Guayaquil
con sus muertitos en las calles, nadie los recoge.
Y aquí no mas, a la vuelta cacerolean los que no
tienen Fe.
Solo ruidos de chapas.
Y nosotros, los otros, tenemos una canción.
Esa Marcha que en lugar de talán-talán,
Vitorea un General.
Pero que distintos somos.
El hombre se arrodilla, besa, ama, mira al de al lado,
Socorre, solidariza, oliva con su rama de olivo.
Energiza a la hija dilecta del Creador que es la
Pachamama.
Patria o Virus.
Es decir Planeta o Virus.
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