lunes, 27 de abril de 2020

INGEBORG BACHMANN

El tiempo postergado
Vienen días más duros.
El tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.
Pronto tendrás que atarte los zapatos
y correr los perros de vuelta a las granjas marismeñas.
Pues las vísceras de los peces
se han enfriado al viento.
Arde pobre la luz de los altramuces.
Tu mirada rastrea la niebla:
el tiempo postergado hasta nuevo aviso
asoma por el horizonte.
Allí se te hunde la amada en la arena,
sube por su cabello ondeante,
le quita la palabra,
le ordena callarse,
le parece mortal
y dispuesta a la despedida
tras cada abrazo.
No mires hacia atrás.
Átate los zapatos.
Corre los perros de vuelta.
Tira los peces al mar.
¡Apaga los altramuces!
Vienen días más duros.
Traducción de Arturo Parada
En la penumbra
De nuevo metemos los dos las manos en el fuego,
tú, para el vino de la noche largamente embodegada,
yo, para la fuente de la mañana, que desconoce los lagares.
Aguarda el fuelle del maestro, en quien confiamos.
Al sentir el calor de la preocupación, el soplador se acerca.
Se va antes de que amanezca, viene antes de que llames, es viejo
como la penumbra en nuestras tenues cejas.
De nuevo, él prepara el plomo en caldera de lágrimas,
a ti, para un vaso -se trata de celebrar lo desaprovechado-,
a mí, para el pedazo lleno de humo -este se vacía sobre el fuego.
Así avanzo hasta ti y hago sonar las sombras.
Descubierto está quien ahora vacile,
descubierto, quien haya olvidado el dicho.
¡Tú no puedes ni quieres saberlo,
tú bebes del borde, donde está fresco,
y como antaño, bebes y permaneces sobrio,
a ti aún te crecen cejas, a ti aún te contemplan!
Pero yo ya aguardo el momento
en amor, a mí se me cae el pedazo
en el fuego, a mí se me convierte en el plomo
que era. Y detrás de la bala
estoy yo, tuerta, segura del blanco, delgada,
enviándola al encuentro de la mañana.
Traducción de Arturo Parada

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