Ida y vuelta: Intendentes y gobernadores piensan, mantienen contacto y diálogo permanente con la sociedad. Muchos recorren las calles con altavoces, sugiriendo cumplir las reglas, escuchando demandas de los vecinos, poniendo el cuerpo. Según las encuestas locales y la percepción ciudadana se eleva la reputación de los alcaldes presentes. Muchos se rompen la cabeza para mejorar la provisión de alimentos, de insumos para la crisis sanitaria, de impulsar algún movimiento económico.
Las presas de la cárcel de Batan producen barbijos para protegerse, hacerlos llegar a sus familias y también al personal penitenciario. Suspenden las visitas, obran pensando en todas y todos formando una comunidad parida por la peste.
Los presos de Mercedes (Buenos Aires) amasan pan en cantidades significativas para consumo de los pobladores más humildes. La intendencia procura los insumos, también intermedia entre productores de fruta que mandan la que ya no está vendible a cooperativas comunitarias que preparan dulces.
En simultáneo, a veces en un mismo paraje, autoridades y ciudadanos incurren en medidas ilegales, sectarias, paranoicas.
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