sábado, 4 de abril de 2020

Hic sunt draconis.



"Aquí hay dragones", aseguraban los antiguos cartógrafos occidentales, cuando alguien se atrevía en imaginación, palabra o echo ir mas allá de los trazados de la plana Tierra.
Ella centro de el universo y por ende de la creación divina, no admitía mundos nuevos a los ya "creados". En el mas allá lo invisible, lo desconocido, los dragones con su fuego devorador.

Hoy, lo invisible y desconocido tiene otro nombre. Sin fuego también toda vida humana intenta devorar. Será porque nos atrevimos a lo desconocido e hicimos daño a la redonda Tierra.

Y curiosamente el dragón cumple en la mitología china el símbolo de emperador encarnado, e invoca lluvia, viento, nubes y sol.
Es sabio y no escupe fuego como su primo el occidental.

Ambos custodian saberes secretos.
Uno asimilado al diablo, el otro a la protección.

Quien sabe en este mundo plástico y de fibra óptica, en espejo intercambiaron roles, y desde oriente vino a poner orden, agotado ya de su bonomía, loong, empujándonos debajo de la plana Tierra.
Y su otra cara, solo acompaña (lo que no es poca cosa) a su decidido hacedor de cosa nueva y buena.
Habrá que esperar para ver si Oriente es todo y uno.
Occidente y el Norte, ceniza.

El Sur, el Norte.
GB

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