Puerto Rico, con Ricky Martin y Residente como portaestandartes de su lucha independentista; Honduras y Panamá; Haití, con su desesperado estallido que consumió 35 víctimas fatales y centenares de heridos en un mes y medio por la represión a quienes manifiestan contra la hambruna y piden la renuncia del agónico Presidente Jovenel Moise; Ecuador, con su octubre violento que obligó a Lenin Moreno a revertir el aumento de los combustibles para dar fin a diez días de protestas con decenas de muertos y heridos tras la virtual parálisis del país por las movilizaciones indígenas. La región andina es el epicentro de una América en estado de rebelión. Hong Kong, el Líbano, los chalecos amarillos en Francia. Es global el hartazgo y la causa es la misma, cada vez más el neoliberalismo adquiere ribetes de una dictadura financiera global. Todos ellos miran y huelen a Chile y Bolivia, fin del recorrido por la cintura cósmica de las reivindicaciones postergadas en el Sur.
Decenas de organizaciones sociales y políticas encabezadas por la Central Única de Trabajadores (CUT) de Colombia convocaron al paro en rechazo a la reforma laboral de Duque que plantea la reducción del salario para los jóvenes y la reforma de las jubilaciones con el aumento de la edad para alcanzar ese beneficio. Los manifestantes cuestionan las privatizaciones, la rebaja de impuestos a las grandes empresas y multinacionales y los tributos a la clase trabajadora. Exigen un salario mínimo que permita vivir en condiciones dignas y el cumplimiento por parte del Gobierno de acuerdos paritarios por sector. La jornada fue acompañada de multitudinarias marchas en numerosas ciudades y hubo gases lacrimógenos en el centro de Bogotá y con mayor dureza en Cali. A las movilizaciones se sumaron los indígenas, campesinos, obreros, estudiantes y otros sectores populares. “Ningún ciudadano de Cali puede estar en la calle a partir de esa hora porque será detenido”, amenazó el alcalde Maurice Armitage, al declarar un toque de queda en esa ciudad a partir de las 19 en medio de la marcha por la jornada de paro nacional: “Quedan todos advertidos”, comunicó. Pero su amenaza no tuvo éxito. En Medellín los estudiantes realizaron piquetes a los que se sumaron maestros, trabajadores de servicios, jubilados, artistas y pobladores que colmaron las calles de la ciudad de manera pacífica.
En Chile ya se superaron los 30 días de protestas y movilizaciones consecutivos. El debilitado gobierno derechista de Sebastián Piñera sigue maniobrando en busca de un acuerdo con la oposición parlamentaria, que dé respuesta formal al pedido de reforma de la Constitución y le permita remontar la crisis política y terminar su mandato. El sistema de representación partidario que rige en la actual Constitución pinochetista se ha convertido en una trampa mortal que arrasó con la credibilidad del gobierno y de la oposición. El resto lo hizo el neoliberalismo extremo, aplicado en el país transandino desde el derrocamiento de Salvador Allende. Una nueva generación de jóvenes saltó los molinetes del metro y convocó a la protesta que, pese a la criminal represión aplicada, no ha sido sofocada todavía.
Una resistencia con historia
Imágenes lacerantes de hermanos bolivianos malheridos por balas de fuerzas de seguridad terrestres y por la acción de los helicópteros artillados que sobrevuelan las marchas pacíficas, realizadas en pos de una salida institucional para recuperar la democracia, constituyen la última vena abierta de nuestra América Latina. Tras el golpe de Estado que destituyó a Evo Morales, ninguneados por la prensa local alineada con la asonada, en medios internacionales que apenas muestran la realidad puede verse a pobladores indígenas y campesinos indignados, con inocencia, por el atropello a su Wiphala, desconcertados ante la violencia, tratando de explicar la justicia de su reclamo.
Con diez muertos y decenas de heridos, la Masacre de Senkata se suma a un historial teñido de sangre y represión: Catavi (1942), Siglo XX (1967), Octubre Negro (2003) y Sacaba (el pasado viernes). La Masacre de Senkata parece calcada a la Caravana de la Muerte que provocaron los militares durante del Guerra del Gas del año 2003, cuando los soldados también intentaron con tanques y balas abrir paso a los camiones cisterna que alimentan con combustible y gas a la ciudad de La Paz. Aquella matanza se dio sobre la autopista. Esta vez los manifestantes cayeron frente a la planta.
De la gravedad de la situación da cuenta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, que anunció una visita urgente a Bolivia, entre el 22 y 25 de noviembre, frente a lo que describió como el “riesgo de impunidad para violaciones de DDHH”. El comunicado de la Comisión condena “el uso excesivo de la fuerza por parte de operaciones combinadas de la Policía Nacional y de las Fuerzas Armadas, e insta al gobierno de facto a tomar las medidas necesarias para evitar la impunidad”. Además, advirtió, resulta de “particular preocupación” la actuación de las fuerzas de seguridad para controlar el orden público, “sin que haya adecuado sustento legal”.
El Cabildo realizado el martes en la Plaza 14 de Septiembre colmada por una multitud de manifestantes aprobó un paro por tiempo indefinido en las 14 provincias del departamento de Cochabamba. Los oradores destacaron el desconocimiento al gobierno de Jeanine Áñez, la anulación del decreto supremo 4078, el esclarecimiento de las muertes producidas en Sacaba y el repliegue del Ejército. Los discursos coincidieron en manifestar que no se sienten representados por los actuales miembros del Ejecutivo. Varias oradoras expresaron dolor y queja por la cantidad de vidas de campesinos perdidas en las protestas.
Mientras tanto, la Central Obrera Boliviana permanece en una parálisis pro-golpista y solo los mineros de Huanuni tomaron iniciativas con bloqueos de los caminos entre Potosí y Oruro. El partido de Evo, el Movimiento al Socialismo (MAS), con mayoría absoluta en ambas cámaras, está intentando negociar una salida electoral y para ello propone declarar nulas las elecciones de octubre y nombrar un nuevo tribunal electoral.
Tácticas, estrategias y muerte
El anuncio público de Pablo Moyano acerca del reclamo del bono de fin de año de 20.000 pesos por el que van los Camioneros y la disputa por la representación convencional de los trabajadores de logística de Mercado Libre, que el actual secretario de Trabajo Dante Sica otorgó en dudoso trámite express al sindicato de Carga y Descarga, muestran que la esencia de los reclamos sindicales no ha sido desactivada por la “fe y la esperanza”. El convenio en cuestión encierra, al estilo del de Vaca Muerta, cláusulas de flexibilidad como el banco de horas. El tercero en la disputa con Marcos Galperín es el Gitano Armando Cavalieri, quien pretende recuperarse de la pérdida de afiliados por la caída de empleos en la actividad, con cierres de pymes y despidos en los supermercados. De esa pelea resta comprobar la afiliación reclamada por La Bancaria, dada la actividad del sector en la operatoria financiera.
El cúmulo de pedidos por actualizaciones salariales en las paritarias preanuncia un futuro de pálidos acuerdos de la CGT en la mesa del diálogo social. Las organizaciones con mayor poder de fuego dilatan la pelea real, para librarla en cada sindicato que aún conserve capacidad de negociación sectorial. No parece muy solidaria la estrategia, que entrega a la voracidad empresaria a los más desprotegidos.
Mientras se debaten tácticas y estrategias, las penosas condiciones de trabajo en la provincia de Jujuy (y en todo el Norte argentino en general) se cobraron la vida de once trabajadores. Un incendio de proporciones se desató en el Ingenio La Esperanza, en San Pedro, provincia de Jujuy. Según Salta/12 las víctimas fatales son once, y no cinco como dijeron las autoridades. La cifra fue confirmada por el Sindicato de Obreros y Empleados del Ingenio La Esperanza, cuyas autoridades habían advertido que había fallas de seguridad. Pudo verse a Gerardo Morales lamentando el suceso. Pero nada hará contra el trabajo semiesclavo y precario de Jujuy. El incendio comenzó alrededor de las 16, tras la explosión de tanques en el sector de destilería del establecimiento, informaron trabajadores y vecinos de esa localidad. Como medida preventiva se evacuó al pueblo La Esperanza, de unos 5.000 habitantes, por el riesgo de una explosión mayor y de que el fuego se extienda en un perímetro más grande por el bagazo desparramado.
Sordos ruidos de acuerdos
Frente a las amenazas que ya se escuchan de los representantes del agro frente a cualquier incremento de las retenciones y del posicionamiento de los grandes empresarios industriales vía el incremento de los precios, las expectativas se ponen cada vez más en la mesa de concertación social que según los comentarios más sonoros estaría presidida por Roberto Lavagna.
La Argentina, en espejo con la región, debe reconocer que un sector del vilipendiado sindicalismo junto al universo de las organizaciones sociales fueron la barrera de contención de los estallidos sociales frente a las brutales políticas de ajuste, de hambre y desempleo de la etapa macrista. Hoy la posibilidad de cambio de política llega por la resistencia y movilización popular más que por una debilitada presencia parlamentaria. El límite al neoliberalismo no se lo pusieron ni el parlamento ni la televisión sino las grandes movilizaciones callejeras, que cristalizaron en la paliza electoral que trajo alivio a los trabajadores y al pueblo.
Faltan dos semanas para que se vaya Mauricio Macri y comience una nueva era política en la Argentina, en medio de una región en crisis con permanentes amenazas golpistas. Una nueva esperanza nace en el pueblo y pasa por la capacidad del nuevo Presidente de convertirse en un piloto de tormentas y remontar el cráter que dejó el agotado mandatario que ocupará sus días venideros visitando juzgados y dando explicaciones para deslindar sus responsabilidades en los delitos que su gobierno rebautizó “conflicto de intereses”.
El modelo concentrador a escala planetaria comienza a crujir por donde se lo mire. Preocupa el arrastre que está generando aquí y allá la crisis de representación política y sus consecuencias sobre los partidos políticos y los políticos elegidos para representar a los ciudadanos, independientemente de ubicación e ideología (la izquierda, el centro y la derecha lo padecen). La predilección del imperio por las FFAA como elemento de control social y sus secuelas de muerte y represión, al punto de elaborar teorías sobre golpes duros y blandos, malos y buenos y su aplicación en complicidad con jueces y medios de comunicación, está tiñendo al mundo de autoritarismo. Nuestro país está a punto de comenzar un nuevo ciclo político con un pueblo hambreado, una economía paralizada y una región incendiada. Ese contexto no debe ser excusa sino aliciente para tomar las drásticas medidas contracíclicas que la etapa impone. En ese contexto histórico, el movimiento obrero debe probarse la ropa y salir al ruedo con autonomía de clase para asumir el rol que la historia le demanda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario