martes, 9 de julio de 2019

"Nos mantenían parados mientras se morían centenares de personas"

En diálogo con Cenital el director de Open Arms Italia, Riccardo Gatti, cuenta por qué los gobiernos europeos impiden el rescate de inmigrantes.
Leticia Martínez 
6 de julio de 2019 10:07 hs 
leticia@cenital.com    @aletimartinez
Ver la imagen del niño sirio de tres años, Aylan Kurdi, muerto en las costas de Turquía, donde también murieron su mamá y su hermano de cinco, fue el punto de inflexión para que un grupo de rescatistas europeos crearan una organización para salvar vidas en el Mediterráneo. Así nació en el 2015 Open Arms, una ONG que como Sea Watch, donde una rescatista fue detenida la semana pasada en Italia, se enfrentan a los gobiernos europeos que les prohíben llevar adelante sus tareas de salvación. Al acusarlos de "favorecer la inmigración ilegal" los persiguen, multan o enjuician para evitar que salgan al mar a rescatar inmigrantes.
En el 2018 murieron 2.275 personas al intentar cruzar el Mediterráneo, por cada 14 personas que lo hacían una murió, según datos de la Agencia de Refugiados de la ONU ACNUR. Como consecuencia de las restricciones de los gobiernos europeos para que desembarquen en sus países, el año pasado pisaron territorio europeo unas 139.300 personas, el número más bajo en cinco años.
Un grupo de 41 inmigrantes naufragó durante semanas en las costas de Italia porque el ministro del Interior, Matteo Salvini, se oponía a su desembarco. Finalmente, la rescatista de Sea Watch, Carolina Rackete, decidió la semana pasada avanzar igual y fue detenida. Cenital se comunicó con el director Open Arms Italia y jefe de misión, Riccardo Gatti, para conversar sobre la situación que mantiene enfrentados a los voluntarios de ayuda humanitaria con los gobiernos europeos.
¿Qué hacen desde Open Arms?
La tarea de Open Arms es básicamente observación y vigilancia de lo que está ocurriendo en el Mediterráneo central. Nuestra presencia es para proteger a las personas que intentan llegar a Europa huyendo de Libia. Con nuestra presencia se inhiben las acciones ilegales del Gobierno italiano de las devoluciones de inmigrantes con la utilización de guardacostas libios a sueldo de la Unión Europea. Además de que estamos capacitados para rescatar si hay un naufragio y personas que pudieran perder la vida en el mar.
¿Cómo tomaron la decisión de salir nuevamente al mar, pese a las restricciones gubernamentales que intentan impedir que salgan a rescatar a personas?
La decisión se tomó en este momento por el hartazgo de ver cómo activamente el Gobierno español nos mantenía parados a nivel administrativo, mientras se estaban produciendo centenares de muertes. Evidentemente desde los gobiernos europeos, en concreto España e Italia, hay una lucha en contra de las ONG que buscan hacernos desaparecer del Mar Mediterráneo. No quieren que seamos testigos de que personas que arriesgan sus vidas podrían ser protegidas. Se decidió sin más, así fue y salimos. 
¿Cómo llegó el Mediterráneo a convertirse el Cementerio del mundo?
Se llegó a ello por las actitudes políticas de los gobiernos de externalizar la frontera con puro interés económico y geopolítico y se hace sobre la vida de las personas. El Gobierno de España, Italia, Inglaterra y Malta demuestran un total desprecio por la vida humana, como también en Estados Unidos o Hungría, entre otros. Es la representación de un tipo de política que no pone al centro a la vida de las personas y por eso tienen que nacer asociaciones, activismo, organizaciones de defensa de derechos humanos, donde el primer derecho es el derecho a la vida.
¿Cuáles son los riesgos que corren al salir nuevamente a rescatar personas?
El riesgo es vernos otra vez criminalizados, en general los juicios o acusaciones van cayendo o no quedan en nada, pero eso conlleva gastos de energía y recursos bastante grandes. Lo que ocurre es que tenemos la amenaza por parte de España de que podemos encontrarnos con un multa de 300 a 900 mil euros, que es una barbaridad y es una vergüenza que el Gobierno ponga una multa a un rescate de personas que si no se morirían. Es poner un precio a la vida de las personas. Italia de una manera abusiva no permite el desembarco en los puertos a menos que no haya acciones de fuerza como la que ha puesto Sea Watch.




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