Óscar y Valeria hallados muertos al intentar llegar a Estados Unidos.
La búsqueda de una vida mejor representa, para cientos de miles de centroamericanos, riesgos en aumento tras el acuerdo bajo amenaza entre Trump y López Obrador.
Leticia Martínez
6 de julio de 2019 11:07 hs
leticia@cenital.com @aletimartinez
6 de julio de 2019 11:07 hs
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Óscar Martínez Ramírez y Tania Ávalos habían salido de El Salvador el pasado 3 de abril. Después de estar dos meses en un albergue para inmigrantes en México y temerosos por los posibles resultados de las negociaciones entre los gobiernos mexicano y norteamericano, decidieron cruzar el Río Bravo junto a su hija Valeria, de 21 meses. El joven de 25 años había dejado su trabajo en una pizzería salvadoreña y buscaba llegar a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida para él y para su familia. La imagen de su cuerpo sin vida, tendido en el río junto al de su pequeña hija, recorrió el mundo, y se convirtió en el símbolo más dramático de las trágicas consecuencias de la política migratoria estadounidense.
La fotografía aparece en el marco de las presiones de Estados Unidos sobre México para reducir el flujo de migrantes que, provenientes de Centroamérica, atraviesan ese país con destino al norte. Trump responsabilizó al gobierno mexicano por no lograr controlar la cantidad de personas que atraviesan ilegalmente la frontera estadounidense, un asunto clave en la campaña del Presidente norteamericano. Hasta ahora, no solo no logró frenar el flujo migratorio que llega a su país, sino que, este último año, el número de extranjeros aumentó considerablemente.
Luego de que Trump conociera las cifras récord de llegada de inmigrantes durante su gestión, amenazó a México con implementar aranceles a sus importaciones si no lograba reducir drásticamente el flujo migratorio. Para evitar que la amenaza se convierta en realidad, López Obrador se envió 15 mil efectivos de seguridad a la frontera sur y aumentó la cantidad de personas deportadas, entre otras medidas que buscan frenar el movimiento de personas indocumentadas provenientes mayoritariamente de Centroamérica.
Efectivos mexicanos custodian su frontera sur.
A la par de Oscar y su hija, se conocieron otros fallecimientos de ciudadanos centroamericanos, muertos por falta de comida y agua cuando intentaban atravesar el desierto fronterizo para llegar a Estados Unidos y una denuncia, aún más grave, tiene que ver con los niños detenidos que en centros para inmigrantes en territorio estadounidense.
¿Campos de concentración?
"Hay campos de concentración para niños en los Estados Unidos", sostuvo la legisladora neoyorquina Alexandria Ocasio Cortez que no ahorró críticas para describir las condiciones insalubres de los centros para inmigrantes en la frontera, y logró, una vez más, colocarse en boca de todos. Sin embargo, la suya no es la primera crítica pública a estos sitios.
La primera denuncia se conoció por un grupo de abogados que visitaron los centros y denunciaron que, por ejemplo, los bebés no tenían pañales, y que pasaban días sin poder bañarse, ni recibir productos de higiene como un cepillo de dientes, además de recibir mala alimentación. Si bien se prevé que los centros alberguen a los menores por un plazo no mayor a las 72 horas, la gran mayoría permanece allí durante semanas.
Tras la renuncia del comisionado fronterizo, la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense (DHS) realizó una investigación en los centros y reconoció una situación de "hacinamiento extremo", riesgos para la salud de los niños que están hospedados allí.
Según el informe, había alrededor de 8 mil inmigrantes en las comisarías de la Patrulla Fronteriza, de los cuales más de 3 mil llevaban más de 72 horas, y alrededor de 2 mil hacía más de diez días. De ese total de detenidos, 2669 eran menores de edad. Además informaron que cientos de esos niños esperan ser trasladados al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), encargado de acompañar los más pequeños detenidos.
En el informe del DHS también se explicó que le corresponde al Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE) y no a la Patrulla Fronteriza atender a los detenidos. El ICE es el organismo encargado de realizar las "redadas" casa por casa, con la que Trump prometió deportar a "millones de inmigrantes", que la oposición califica de ilegal.
La caravana no cesa
Pese a la retórica de Trump, muchas personas siguen haciendo lo imposible para atravesar la frontera. De acuerdo a datos oficiales de México, la cantidad de gente que llegó al país en lo que va del año, es más del doble que durante todo el 2018, y la cifra es la más alta de toda la historia mexicana.
Según el Instituto Nacional de Migraciones mexicano en estos seis meses ingresaron al país unas 460 mil inmigrantes especialmente de Guatemala, El Salvador y Honduras. De ese total, poco más de 70 mil fueron deportados a sus países de origen y el resto, cerca de 360 mil indocumentados, permanece en territorio azteca.
México: tierra hostil
La cuestión migratoria es un tema que atraviesa a todo el mundo. Como consecuencia de hambrunas, guerras civiles e inseguridad, en el 2018 se desplazaron más de 70, 2 millones de personas, según el último informe de la oficina para Refugiados de la ONU (ACNUR). Los propios mexicanos no escapan a esa situación, y fueron el principal blanco de Trump desde que, a inicios de la campaña presidencial republicana, propuso construir un muro de separación en la frontera. Sin embargo, mientras la migración de mexicanos a los Estados Unidos parece haberse estabilizado, e incluso disminuir, México se convirtió en territorio de paso a los Estados Unidos. En esta situación, crecen las alerta sobre la creciente xenofobia en México.
"En los últimos meses registramos en las encuestas nacionales un incremento en el rechazo a la llegada de migrantes que vienen especialmente de América Central y el Caribe", explica a Cenital, el director de la consultora mexicana Parametría, Francisco Abundis. La cifra de rechazo de los mexicanos a los inmigrantes pasó de un 32% a 58%, es decir, un 26% más, y si bien antes era un tema que no preocupaba, ahora se convirtió en un tema "de interés nacional".
En ese marco, el consultor recuerda los datos oficiales de deportación de extranjeros por parte de México fue en aumento año tras año. En el 2017 enviaron a sus estados de origen a 90 mil personas, en el 2018 a más de 138 mil y, en lo que va del año, se conoció recientemente que fueron más de 70 mil deportaciones.
Morir en custodia
Cumplir la primera parte del sueño de llegar a los Estados Unidos tampoco da garantías a la vida de nadie. Esta semana se conoció la muerte del hondureño Yimi Alexis Balderramos Torres, de 30 años, detenido en uno los centros para inmigrantes en Estados Unidos. Con la confirmación de su fallecimiento, ya son 11 los inmigrantes que perdieron la vida bajo custodia.
Y aunque no parece que las barreras de Trump, ni las tomadas a punta de tarifa por López Obrador, vayan a contener el fenómeno, el presidente norteamericano insiste. Desde su red social favorita, calificó incluso a los solicitantes de asilo como inmigrantes ilegales y desafió cualquier consideración humanitaria. "Si no les gusta cómo los tratamos, que no vengan".
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