En el marco de una inminente corrida cambiaria, la inflación ha pasado a ocupar un lugar central en la escena política. Banalizada y desestimada por Macri a lo largo de su gobierno, la inflación asoma hoy su cabeza de Medusa e infunde pánico en un gobierno que hace agua por todos lados.
La investigación del juez Alejo Ramos Padilla sobre el caso D’’Alessio se ha extendido en profundidad y salpica directamente a las más altas autoridades del gobierno. A pesar de los múltiples intentos del gobierno por bloquear la investigación, las evidencias recogidas han logrado la proeza de abrir una ventana por la que emergen las operaciones fuera de la ley de una mafia enquistada en las instituciones y en los medios concentrados. En este contexto de gravedad institucional inédito desde la caída del Terrorismo de Estado, la lucha por las candidaturas amenaza con provocar una ruptura de la alianza Cambiemos. Mientras tanto, Macri se aferra al poder y disimula la gravedad del momento con invocaciones mesiánicas “a empujar el carro y no llorarla”, porque “estamos en camino de derrotar a la inflación”. Sin embargo, pareciera que el barco se hunde. Sus tripulantes lo saben e intentan comerse los unos a los otros.
El jueves 28 de marzo el BCRA anunció medidas drásticas para contener una incipiente corrida cambiaria. Autorizo a los bancos a colocar hasta el 100% de sus depósitos en la compra de LELIQs, instrumento financiero que solo pueden poseer los bancos y cuyas tasas de interés bordean hoy el 68%. El gobierno intento así inducir a los bancos a disminuir la brecha existente entre esta tasa y la que ellos pagan por los depósitos a plazos fijos y otras colocaciones financieras. En los últimos tiempos las tasas de los plazos fijos en pesos perdieron contra la inflación, creando el caldo de cultivo para que los depositantes busquen refugio en el dólar.
Esta nueva medida logro contener por cuatro días al dólar. El viernes levitaba nuevamente alcanzando $44,58 . La política hacia las LELIQs dejaba trascender el enorme poder adquirido por los bancos conjuntamente con la vulnerabilidad de la política monetaria. Las LELIQs, si bien en manos de los bancos, están atadas a los depósitos a plazo fijo. Son colocaciones a siete días, a las tasas de interés más elevadas del mundo. En tan solo seis meses su stock se multiplico por 2,5 y ya han generado 210.000 millones de pesos de intereses, una masa pasible de ser dolarizada, que se acumula sin parar. Se estima que con esta nueva medida la ganancia de los bancos ascenderá a los 3.000 millones de dólares. Sin embargo, si por alguna razón los inversores deciden retirar masivamente sus depósitos a plazo fijo para comprar dólares, la imposibilidad del gobierno de restituir esos fondos a los bancos derivará en una nueva versión del plan Bonex de tres décadas atrás.
Esto ocurre en un contexto caracterizado por las crecientes demandas de diversos sectores empresarios. Estos apoyaron desde un inicio a este gobierno. Hoy se encrespan ante una política que asegura enormes ganancias financieras a costa de destruir el aparato productivo. Contrariando al optimismo oficial, el presidente de la UIA alerta sobre “una recesión que no viene de afuera sino de decisiones locales”. El vicepresidente de la UIA — representante de COPAL, entidad que nuclea a los empresarios de la industria de alimentos— es más explícito: advierte que “estamos ante una devaluación del 100%, y una inflación cercana al 50%”. Es decir, todavía queda margen para que los precios sigan subiendo. Pide entonces “un acuerdo de precios dentro de una lógica de mercado”, pues “el intervencionismo de un congelamiento de precios… conduce inexorablemente al desabastecimiento”. (Ámbito.com 22, 3. 2019.)
Así, un representante de las grandes corporaciones que lideran la remarcación de precios exige un acuerdo con la lógica de mercado, un mercado que en este caso es monopólico. Esto es preferible al desabastecimiento, mecanismo históricamente utilizado para desmadrar precios e imponer demandas especificas a los gobiernos de turno. Bajo el acuerdo de precios pedido, subyace la exigencia de mayor poder de decisión sobre las políticas que afectan al sector.
Como en otras épocas, los dirigentes industriales se preocupan ahora por lo que hará “el campo” con los dólares de la cosecha. Confían en que “liquidarán lo indispensable. Van a vender, lo que no sé es qué harán con el excedente. Si compran máquinas, autos o se guardan el grano en los silobosas. Todo esta muy complicado”. (La Nación.com 14, 3, 2019). Tienen razón en preocuparse. Desde la antigua Mesa de Enlace, apoyo fundamental a Macri en el 2015, le recuerdan al gobierno que “si no cambian, esto va a reventar y va a ser un desastre (Llambías, Confederaciones Rurales)… Hay mucha decepción… Hay un tufillo, un malestar (Buzzi, Federación Agraria) …Nosotros hemos hecho mucho para que Macri llegara al gobierno …pero a veces pareciera que nos toman para la joda” (Biolcati, Sociedad Rural) (pagina12.com, 23, 3, 2019). Y como corolario advierten que guardarán lo que puedan pues necesitan cubrirse de la inflación y de una posible devaluación. Mientras tanto, los sojeros han liquidado 11,4% menos de lo vendido el año pasado por esta época y guardan silencio sobre futuras liquidaciones de divisas a la espera de lo que ocurra con el dólar.
En este contexto empresario, se desencadena un conflicto abierto entre el gobierno y Paolo Rocca, presidente del grupo Techint e imputado en la causa de los gloriosos cuadernos de la corrupción empresaria. En febrero la empresa Tecpetrol del grupo Techint presentó una demanda ante el gobierno por la falta de pago de la totalidad de los subsidios que supuestamente le correspondían por su producción en Vaca Muerta.
En su respuesta, el gobierno acuso a la empresa de reclamar 1.446 millones de dólares en concepto de subsidios por un volumen de producción que prácticamente duplica al “informado y aprobado por la resolución R46/17”. Considera que la demanda de la empresa es “irracional” y un “abuso de derecho” al representar una tasa de retorno del 37.9%. Para Tecpetrol, en cambio, la resolución 46/17 no prevé limites a la producción que tiene derecho al subsidio y lo actuado posteriormente por la Secretaria de Energía a cargo de Igualcel habría confirmado el derecho de la empresa a recibir los subsidios por el total de la producción. Considera que la actual negativa oficial constituye un “abuso del derecho a la propiedad privada” y comunica que demandará al gobierno de Macri ante tribunales nacionales e internacionales. Paralelamente, el presidente de Tecpetrol identificaba al FMI como el responsable de las restricciones impuestas al otorgamiento de los subsidios (lanacion.com 29, 3, 2019 )
Así, este enfrentamiento entre Macri y Rocca —dos históricos representantes de la patria contratista— en torno a la apropiación de los jugosos subsidios a la producción de gas no convencional sintetiza la esencia del momento actual: la imposición por parte del FMI de nuevas reglas del juego sobre la economía argentina y sus empresarios con el fin de consolidar el dominio norteamericano en la región. Este mismo objetivo trasciende de la saga de los gloriosos cuadernos de la corrupción empresaria. Una opereta pergeñada por dos asiduos visitantes de la embajada norteamericana: un juez y un fiscal salpicados hasta el hueso por la causa D’Alessio.
El proyecto oficial de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central enviado por estos días al Congreso a pedido del FMI, reitera subrepticiamente la estrategia de búsqueda de control de la política económica por parte de este organismo internacional. Según los cambios sugeridos, ya no será necesario ser argentino nativo o por naturalización para ser parte de las autoridades del BCRA y, en desmedro del Directorio de esta entidad, la fijación de la política monetaria estará a cargo de un Comité Externo, que no requiere el acuerdo del Senado.
Así, al influjo de la gestión del FMI la injerencia de este organismo en la política del país se incrementa y el dólar y los recursos energéticos no renovables adquieren cada vez más importancia en la política local. Esto nos lleva a analizar los cambios económicos y geopolíticos que dominan a la actual coyuntura internacional para en un futuro enfocar desde ese ángulo la conformación de alianzas locales e internacionales que puedan facilitar una salida a la estrategia del FMI de ajuste permanente y endeudamiento ilimitado.
Estrategia geopolítica de Estados Unidos: dólar y petróleo barato.
La coyuntura económica internacional se caracteriza por la expansión mundial del capitalismo global monopólico y por la consiguiente interpenetración del proceso de producción y de las finanzas mundiales a niveles inéditos en la historia de la humanidad. Dos de las consecuencias más salientes de estos procesos han sido la hegemonía del dólar como moneda de reserva internacional y la creciente falta de liquidez en dólares para responder a una crisis financiera detonada en cualquier parte del mundo.
Estos fenómenos, sumados al endeudamiento en dólares, subyacen a la estrategia geopolítica de los Estados Unidos en los últimos años. En lo que sigue abordamos un análisis de esta estrategia en relación al petróleo. En el futuro analizaremos el impacto de la misma sobre la coyuntura económica internacional y los principales conflictos mundiales.
Depredación del petróleo
Desde el descubrimiento del petróleo, su precio ha sido político. Los principales países industrializados han tratado de controlar las reservas mundiales de este recurso no renovable asegurándose así un petróleo barato, indispensable para ampliar la acumulación del capital. Petróleo y guerra de ocupación han sido las dos caras de una misma moneda. A esto se ha sumado la brutal depredación de este recurso de importancia estratégica, fenómeno que ha precipitado el inicio de su agotamiento. Hoy el 81% de las fuentes de abastecimiento de petróleo liquido ha disminuido su potencial productivo (HSBC resources and energy september 2016) y el mundo ha entrado en la fase de extinción de este recurso no renovable (peak oil).
Hoy se sabe que la cantidad de energía que se extrae del petróleo es menor que la cantidad de energía insumida en extraerla. Se estima que este valor neto (EROI energy return on investment) es la mitad de lo que era hace quince años. El valor neto de la energía extraída de otros recursos no renovables (gas y petróleo no convencional, uranio) es todavía mas bajo que el de la energía convencional. Esta última constituye la mayor parte de la energía que hoy consumimos y no puede ser totalmente sustituida por energías renovables en un lapso razonable. Esta situación, es minimizada o negada por la dirigencia política norteamericana. Sin embargo, la guerra, la ocupación militar y los intentos de cambio de régimen (regime change) continúan asolando a las regiones con mayores reservas de hidrocarburos.
Control del flujo del petróleo y de sus precios
Luego de que los Estados Unidos suspendieran la convertibilidad del dólar al oro a principios de los ’70, la articulación de un pacto secreto con Arabia Saudita hizo posible que todas las transacciones del petróleo y sus derivados se hiciesen en dólares. A cambio de ello, Estados Unidos garantizó la protección militar al reino saudita ante cualquier intento de golpe interno o invasión extranjera. Al poco tiempo, todos los países de la OPEC adhirieron a este acuerdo, cuyo resultado fue otorgar a los Estados Unidos un dólar barato, impreso a voluntad del Estado norteamericano y sin límite alguno. Esto derivó en la acumulación de tenencias de dólares y letras del Tesoro norteamericano en las reservas de los bancos centrales del mundo y un crecimiento exponencial del déficit fiscal y de la deuda norteamericana. La amenaza de la monarquía saudita de vender su petróleo en otra divisa que el dólar, como represalia por un proyecto de ley antimonopólica de Trump, suma incertidumbre a un cuadro ya movedizo, porque podría desestabilizar uno de los pilares de la gobernabilidad global del último medio siglo.
Durante décadas, distintos países han tratado de mitigar su dependencia del dólar con acuerdos bilaterales y transacciones en su propia moneda. Asimismo, la creación del euro por la Comunidad Económica Europea constituyo un hito en la búsqueda de otra moneda de reserva internacional. Sin embargo, los desafíos a la hegemonía del dólar sólo se transformaron en una amenaza concreta a partir de 2008, luego de que la crisis de las finanzas internacionales desnudara la falta de liquidez mundial en dólares frente a un enorme endeudamiento global en la misma moneda. Asimismo, la progresiva militarización de la política financiera norteamericana ocurrida después de 2008 y más recientemente luego del acceso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos, contribuyeron a erosionar la hegemonía del dólar.
La estrategia de Trump en relación al petróleo tuvo como norte asegurar el control de los Estados Unidos sobre el flujo de este recurso y sobre sus precios. Entre otros objetivos, esta política buscó:
– impulsar el crecimiento letárgico de la economía norteamericana facilitándole petróleo barato;
– penetrar el mercado de gas y petróleo europeo y bloquear el avance de las exportaciones de petróleo y gas rusos;
– neutralizar el poder de determinación de los precios del petróleo por parte de los países nucleados en la OPEC;
– destruir, a través del control de los precios del petróleo, el poder económico de Rusia e Irán, dos de los principales exportadores de petróleo. La ubicación geográfica e importancia económica de estos países hacen que sean estratégicos para concretar el objetivo chino de integración del mercado Euroasiático constituido por cerca del 42% de la población mundial;
– obstaculizar el desarrollo económico chino manipulando los precios del petróleo. China es el mayor importador mundial de petróleo, gran parte del cual proviene de Estados Unidos y es pagado en dólares.
La estrategia norteamericana en relación al petróleo tuvo por base el vertiginoso desarrollo de la producción de gas y petróleo no convencional en los Estados Unidos. A su vez, este fenómeno fue impulsado por la política de facilitación monetaria (QE) y tasas de interés cercanas a cero, activada por la Reserva Federal para capear la crisis financiera de 2008. El rápido y masivo desarrollo de la producción de energía no convencional llevó a los Estados Unidos en poco tiempo a ocupar el primer lugar del mundo como exportador de petróleo. Al mismo tiempo, dio origen a un enorme endeudamiento de las empresas de este sector. Estas hoy integran uno de los eslabones mas débiles del endeudamiento norteamericano, amenazado de implosión ante un posible aumento de las tasas de interés. Al mismo tiempo que sus finanzas están seriamente deterioradas, las empresas involucradas en la explotación de gas y petróleo no convencional enfrentan ahora otro problema: la considerable caída de la productividad de los yacimientos explotados.
Amenazas al dólar en la comercialización del petróleo
La militarización de las finanzas norteamericanas desde 2008 llevo a Rusia y a China a acumular reservas de oro. Hoy China es el mayor productor mundial de oro y Rusia le sigue en segundo termino. A esto se suman las compras masivas de oro físico realizadas por estos dos países en los últimos tiempos. La acumulación de oro físico es el primer paso para el desarrollo de una moneda, que respaldada en oro, pueda servir de alternativa al dólar. El lanzamiento de contratos de petróleo a futuro, negociados en Shanghai y en yuanes respaldados por oro constituye la alternativa mas avanzada del momento actual, que, aunque de uso aun limitado, constituye una verdadera amenaza al dominio del dólar en las transacciones internacionales de petróleo. No es sin embargo, la única alternativa. Actualmente florecen otros intentos en diversas partes del globo, incluida la propia Europa. Esto amenaza con erosionar la hegemonía mundial del dólar.
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