Escribe Carlos Mugica: “Nosotros, intelectuales, vemos las cosas de Evita o de Perón, y nos parecen demasiado simples; decimos que no tienen consistencia ideológica, porque, claro, esa gente habla como el Pueb
lo, no habla como nosotros intelectuales que tenemos ideas claras, precisas y a menudo bastante abstractas.” Advierte a continuación: “Los cristianos siempre hemos tendido a ser ideólogos, siempre hemos tenido mucho miedo a la realidad concreta porque es ambigua. Y mientras nos preguntamos si estará bien o estará mal, el problema ya lo habían resuelto otros. Siempre quisimos la opción pura y perfecta, y la política es una cosa sucia que nos obliga a arriesgar (…) la opción política es siempre por el mal menor. (…) El peligro del ideólogo es el sectarismo que lo lleva a una estructura en el fondo racionalista y lo lleva a separarse de la realidad.”
lo, no habla como nosotros intelectuales que tenemos ideas claras, precisas y a menudo bastante abstractas.” Advierte a continuación: “Los cristianos siempre hemos tendido a ser ideólogos, siempre hemos tenido mucho miedo a la realidad concreta porque es ambigua. Y mientras nos preguntamos si estará bien o estará mal, el problema ya lo habían resuelto otros. Siempre quisimos la opción pura y perfecta, y la política es una cosa sucia que nos obliga a arriesgar (…) la opción política es siempre por el mal menor. (…) El peligro del ideólogo es el sectarismo que lo lleva a una estructura en el fondo racionalista y lo lleva a separarse de la realidad.”
“Los hombres más afectados por la vida son los trabajadores, los pobres. (…) Los que forman lo que hoy llamamos la juventud, pertenecen en general a la clase media y están más distanciados de las reales aperturas. Y pueden entonces más fácilmente ideologizar, especular, soñar. En estos días hubo dos manifestaciones públicas. Una en el estadio de Atlanta. Muchos jóvenes. Pocos obreros. Allí prevaleció la ideología sobre la realidad. Otra en Plaza de Mayo. La pude ver con mis propios ojos. Esos trabajadores, auténticos cabecitas, no especulaban cuando gritaban “Zorila y Perón, un solo corazón”. Estaban reclamando condiciones dignas de trabajo y carne barata para el Pueblo. La encrucijada de la juventud es dramática. Y nos envuelve a todos. Porque sin ella no vamos ni a la esquina. Y la responsabilidad de nosotros, sacerdotes, educadores, es enorme.” (marzo de 1974)
No hay comentarios:
Publicar un comentario