martes, 17 de abril de 2018

DECADA

La dinámica de estas cosas hay que explicarla bien, porque la sola enunciación de lo que fueron y ya no son genera mucha bronca en los que tenemos por lo menos algo de conciencia social y a los que nos importa el otro.
Es irrisorio hacer racconto aquí de lo que fue Conectar Igualdad, ya todos lo sabemos bien: la réplica del proyecto One laptop per child de Nicholas Negroponte, pero aplicado en Argentina como política de Estado. El objetivo era dotar a todos los pibitos de nuestro país de una computadora portátil, siguiendo la idea de que el acceso a tecnología a temprana edad es una buena forma combatir la desigualdad social reduciendo la brecha tecnológica.
Todo eso está más que claro y es indiscutible, pero el problema está en otro lado. El problema no está en las computadoras, sino precisamente en los pibitos. El problema es de sentido común y está en la igualdad progresiva que el populismo socializante quiso llevar a cabo en Argentina.
¿Por qué eso es un problema? Porque el sentido común del argentino no está programado para aceptarlo. Como decía Dolina, nuestro sentido común es de derecha y esto es un triunfo del poder desde 1955 en adelante. Entonces tenemos gran cantidad de individuos en este país que se creen de “clase media” y no están muy dispuestos a ver cómo avanza la chusma con los gobiernos populares.
En una palabra, políticas como el Conectar Igualdad vienen del amor, pero en una sociedad retorcida y manipulada por el poder terminan generando odio. El que se piensa en la “clase media” por tener un automóvil y un empleo registrado y puede, por lo tanto, dotar a sus propios hijos de una computadora no verá con buenos ojos que los hijos de las clases postergadas —de los condenados de la tierra, como diría Fanon— se lleven una laptop “de arriba”. He ahí cómo el amor siembra odio cuando el terreno está podrido.
Y no nos vengan a decir que “no todos pensamos así”, por favor. Ya sabemos que no son todos, estamos hablando del sentido común colonizado que está pleno de “meritocracias” por las que “hay que la-bu-rar para tener computadora” y no ser un villero que “se la lleva de arriba con la plata de mis impuestos”. Nuestra mal llamada “clase media” normalmente es meritócrata y egoísta por definición, ha sido programada por el rico para ser así y servir como tapón para la contención del avance de los pueblos.
Es así, con ese odio “meritócrata”, como gana el neoliberalismo porque, como ya sabemos, no hay que regalar el pescado, sino enseñar a pescar. Aunque claramente el Conectar Igualdad servía justo para eso, para enseñar a pescar.

Lanzamos la revista Hegemonía y una campaña de suscripciones para que La Batalla Cultural siga de pie. Mirá el video de la presentación y suscribite ya acá:

No hay comentarios:

Publicar un comentario