Por Analía Ávila y Maricruz Gareca
En escena una mesa con mantel de hule floreado, dos sillas, un banco de plástico verde y la mesita del teléfono. En este ambiente sencillo que recrea un departamento de un PH del conurbano bonaerense transcurre toda la acción de Gorila. La historia comienza con la misteriosa desaparición de una adolescente, Jimena, y la desesperación de su mamá, Juana, que dialoga con sus nuevos vecinos, la pareja formada por Marlene y el Polaco. Desde un primer momento el guión atrapa y no da respiro.
La trama de la directora Mariana “Cumbi” Bustinza no es lineal y está contada con saltos temporales, las piezas del rompecabezas se arman del pasado al presente. Los cuatro personajes pertenecen a distintos ámbitos: Juana y Jimena a la clase media baja, Marlene y el Polaco son obreros de clase baja y la adolescente muestra un odio visceral hacia ellos. El conflicto estalla cuando el Polaco y Juana se enamoran, con la posterior desaparición de Jimena. Las actuaciones son sólidas, cada personaje está delineado a la perfección tanto en los parlamentos como en la expresión corporal y el vestuario.
La música irrumpe certera durante toda la obra y junto con los cuidados cambios de iluminación, crea climas amenazantes, asfixiantes y oníricos. También hilvana las escenas, marca territorios, pausas y por momentos es festiva: se suceden la cumbia romántica y la cumbia villera, el ritmo tropical de Romeo Santos y temas de bandas de rock. El clásico Wild world (Mundo salvaje) de Cat Stevens que Jimena tararea con su guitarra, sugiere que algo malo puede pasar: “Pero si te vas cuídate/ y que haya cosas lindas por hacer/ pero cuídate del mal del mundo”.
Los raros poemas que la adolescente escribe en sus libretitas son leídos en distintas escenas y también son premonitorios: “La niña miró al gorila desconfiada y presumida/ el gorila la miró creyendo que era su amiga/ pero la niña coqueta decidió ignorarlo siempre/ y el gorila enojado no le siguió la corriente”.
“Los obreros son todos ex presos, negros de m..., hay que matarlos a todos”, vocifera Jimena. También increpa al Polaco: “Ustedes son pobres porque quieren, vagos, vayan a trabajar, son el cáncer de la sociedad”. El violento discurso discriminatorio es el que se puede escuchar en cualquier ámbito cotidiano, pero expuesto de corrido en un escenario se potencia y sacude al público. Así Gorila contiene una multiplicidad de sentidos. Gorila es el pensamiento de quien discrimina, también Jimena llama “primates” a sus vecinos. Juana, el Polaco y Marlene por momentos gesticulan y se mueven como los monos. Y hay dos personajes con máscaras de gorila que se ocupan de mover los paneles de la escenografía, pero también irrumpen en algunas escenas y tensan el clima con el indicio de que algo malo puede suceder.
El gesto de la directora es hablar de temas pesados en un tono de comedia negra y con los elementos de un thriller psicológico. Los momentos de humor descomprimen y provocan risas nerviosas, o una carcajada que por momentos se transforma en mueca. Bustinza también tiene en cartel Menea para mí que este mes cumplió cien funciones. Sus obras tienen en común la temática social, lo popular, el racismo, la discriminación y la contundencia de la música.
La recomendación es que no se pierdan Gorila, no saldrán indiferentes de esta experiencia teatral que conmueve, divierte, interpela y mueve a la reflexión.
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Agencia Paco Urondo: La obra se presenta como un thriller psicológico en el que el humor también se hace presente, pero desde un lugar incómodo para el espectador, ¿cómo trabajaste la confluencia entre ambos registros, para que cada uno pudiese mantener su equilibrio a lo largo del relato
Mariana “Cumbi” Bustinza: Se mezcla el humor y la ironía con la tragedia social, y me interesó escribirlo así para que sea tragicómico porque no quería que sea un puro baldazo. Se fue trabajando a lo largo del proceso de ensayos junto con el elenco. Surgían cosas nuevas todo el tiempo y fui afinando ambos registros, entendiendo que necesitaban el uno del otro; la historia necesita esos pasajes para ser contada. El espectador ríe porque le da gracia pero también nervios porque se asemeja a una realidad muy cercana. Yo creo que el equilibrio se da porque al estar fragmentado, decidí que todas las escenas anteriores a la muerte puedan ser más humorísticas y las otras no. Entonces va y viene el humor. Los actores también saben en qué escena pueden hacer reír y en que escenas no.
APU: Gorila transcurre en una pensión ubicada en el conurbano bonaerense, ¿por qué te interesó situar el relato en estos espacios/escenarios?
MCB: Siempre mis temáticas se van para el universo popular. Elegí el conurbano porque en mi imagen de espacio recordaba un Ph de un amigo en Avellaneda y cuando escribía la obra imaginaba todo ahí adentro, entonces fui fiel a eso, pero podría a ver sido otro lugar donde haya un Ph venido a menos en cualquier barrio
APU: En la obra hay escenas y personajes que podrían ubicarse más en un plano onírico que real, creando una sensación de extrañamiento y hasta ominoso ¿por qué te interesó incluir estos elementos y qué efectos te interesaba provocar en el espectador?
MCB: Los personajes viven una realidad de la cual intentan escapar por diferentes motivos. Es por esto que se genera (o los personajes generan) un mundo aparte, forzado. Mundo que les funciona como salida, como descanso, como catarsis. Dos mundos opuestos que se entremezclan confundiéndose en los que los personajes participan y se confunden también. Para atenuar el realismo social, elegí mechar con momentos extrañados y darle un poco de aire al espectador. Y que a su vez fueran permitiendo que el espectador se fuera metiendo en el costado oscuro de la obra.
APU: La obra da cuenta de ciertos prejuicios y discursos cargados de violencia que atraviesan la sociedad actual, pero atravesados por una historia de amor entre dos personajes ¿por qué elegiste abordar esta temática desde esa perspectiva?
MCB: Al teatro lo imaginás, no lo pensás. Mientras escribía salía como una historia de amor oscura, un amor real entre el asesino y la madre de la víctima y en vez de tener miedo a eso que venía lo deje salir. Al principio sabía muy poco de los personajes pero a medida que pasó la escritura, como dice Ibsen, ya eran parte de mi familia. A lo que voy es que en un principio no elegí abordarlo, se abordó solo, y después fui profundizando pero ya teniendo que la historia era una historia de amor y obsesión. ¿Cuáles son los límites del amor? Te pone en jaque, no sabes de qué lado estar, por eso me gusta esa perspectiva: porque el espectador tiene que estar peleando todo el tiempo con sus opiniones y prejuicios
APU: Por último, es interesante la elección del término "Gorila" para el título de la obra, teniendo en cuenta el significado que tiene en nuestro país a nivel político ¿qué nos podrías decir al respecto?
MCB: Quería escribir una historia, un cuento donde haya lugar para la amistad, el amor, el odio, la violencia simbólica y física, discursos preconcebidos formados por los medios, componentes diversos que invitan al espectador a preguntarse, una y otra vez, qué entiende por “gorila”. El titulo juega con esto, ya que puede verse desde el punto de vista político por el discurso de la adolescente, pero también por el lado de lo salvaje del animal, lo no racional. ¿De qué habla el título? De un mono antropoide de unos 1,80 cm de altura, muy corpulento y fuerte, con pelaje negro, brazos largos, patas cortas, nariz aplastada y ojos pequeños y hundidos que se alimenta de vegetales y vive en grupos en los bosques del África ecuatorial. O del que es antiperonista o del que está en contra de las prácticas políticas relacionadas con el peronismo (entre ellas, la famosa justicia social pregonada a favor de los sectores sociales históricamente más postergados de la sociedad)
Ficha técnico artística:
Dramaturgia y dirección: Mariana “Cumbi” Bustinza
Intérpretes: Lía Bagnoli, Catalina Boucau, Tomás Cutler, Victoria Raposo
Escenografía: Agustin Leonardo Addesso
Iluminación: Hacho Badaracco, Nuno Da Silva
Luces: Damián Monzón
Diseño gráfico: Add Arte
Asistencia de escenografía: Emmanuel Graziano, Juan Lencina
Asistencia de dirección: Vanina Cavallito
Producción: Matías Boucau
Colaboración artística: Tomás de Las Heras
Entradas: $250