Las medidas pedidas por la familia y los organismos de derechos humanos tardaron nueve días en concretarse. Las camionetas de Gendarmería ya habían sido lavadas. Hoy se realizará una marcha a Plaza de Mayo para reclamar por la aparición de Santiago Maldonado.
Ayer se realizaron rastrillajes con perros en los escuadrones, camiones unimog y camionetas de la Gendarmería.
Imagen: Télam
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Nueve días después de la desaparición de Santiago Maldonado tras una represión con balas de goma y plomo de la Gendarmería a la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen, el juez federal de Esquel Guido Otranto allanó y dirigió rastrillajes con perros en los escuadrones, camiones unimog y camionetas de la fuerza de seguridad de esa ciudad y de El Bolsón. Los procedimientos no arrojaron indicios sobre el paradero del joven, que el gobierno se niega a encarar como un caso de desaparición forzada. El juzgado, en cambio, comenzó al menos a investigar la hipótesis que involucra a la Gendarmería, tal como señalaron los habitantes de la comunidad mapuche. Desde las 17 de hoy, la Plaza de Mayo recibirá a organismos de derechos humanos, organizaciones sociales y a manifestantes que reclamarán la aparición con vida de Santiago Maldonado.
Los operativos comenzaron ayer a la mañana y se extendieron hasta las últimas horas de la tarde. Sucedieron en los predios que funcionan como base de operaciones de los escuadrones de Gendarmería de El Bolsón, en Río Negro, y Esquel, en Chubut; en dos camiones unimog, uno perteneciente a cada escuadrón y en camionetas. Fueron dirigidos por Otranto y ejecutados por efectivos de la policía de Chubut con la asistencia de la Policía Federal. La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos participó como veedora en el rastrillaje de El Bolsón. El secretario de Seguridad Interior del Ministerio de Seguridad de la Nación, Gerardo Milman, participó del operativo de Esquel. La abogada de la familia de Santiago Maldonado, Verónica Heredia, el defensor Fernando Machado e integrantes del Centro de Estudios Legales y Sociales asistieron a ambos. Para detectar rastros de Maldonado, la Federal utilizó perros de esa fuerza y de Santiago del Estero. Unos buscaron el rastro del joven a partir del olor de una boina que usaba. Son los mismos animales que permitieron puntualizar dónde estuvo Maldonado en el territorio de la comunidad mapuche cuando sucedió el ataque de Gendarmería, el pasado 1 de agosto, última vez que fue visto con vida. Las fuerzas destinaron otro grupo de animales a detectar la presencia de restos cadavéricos.
Según informaron fuentes de la causa, el resultado de los operativos fue mayormente negativo. Los perros sólo localizaron algunos elementos en la caja del camión unimog que utiliza el escuadrón de Gendarmería de El Bolsón: efectivos de la federal a cargo de los peritajes detectaron una mancha en la caja del vehículo y otra en una soga, ambas de dudosa procedencia –es decir, no dieron seguridad de que fueran restos de sangre, por ejemplo– y extrajeron cinco pelos que fueron a destinados a análisis.
Cabe recordar que el juez federal ordenó los rastrillajes, reclamados en el expediente judicial por la familia, los organismos de derechos humanos que presentaron un hábeas corpus, el defensor oficial, y la fiscalía junto a otro puñado de medidas que no fueron habilitadas, cuando Maldonado llevaba nueve días de desaparecido. Sin ir más lejos, las camionetas que fueron parte de los elementos revisados por los perros, fueron lavadas y una de sus fajas fue violentada inmediatamente después de haber sido utilizadas en la represión sobre la comunidad mapuche.
Maldonado estaba en la comunidad el 1 de agosto, cuando la Gendarmería ingresó al territorio en donde está establecida y donde reclama tierras ocupadas por la familia Benetton, y reprimió a sus integrantes con balas de goma y plomo. La cacería llevó a los integrantes del pueblo hasta la orilla de un río. Varios pudieron cruzarlo, pero Santiago no. Testigos de la comunidad –que aún no declararon ante Otranto por sentir que su vida corre peligro– aseguraron que vieron al joven artesano esconderse detrás de un arbusto y ser descubierto por gendarmes que lo golpearon, lo llevaron a la carga hasta un camión unimog y de allí lo trasladaron hasta una camioneta de Gendarmería apostada en el cruce de las rutas nacional 40 y el desvío a la localidad de El Maitén, en las afueras de la comunidad. Desde entonces, se desconoce su paradero.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; su jefe de Gabinete, Pablo Noceti, y el secretario de Derechos Humanos, Claudio Avrvuj, entre otros funcionarios del gobierno nacional, defendieron a capa y espada a la Gendarmería y le bajaron el tono al hecho desde un principio, considerando la ausencia de Maldonado como un “extravío”. Bullrich fue convocada por la Comisión de Derechos Humanos del Congreso para dar explicaciones el miércoles, pero no concurrió al encuentro.
A diferencia de la inacción oficial, organizaciones sociales acudieron al lugar desde las primeras horas y presentaron ante Otranto pedidos de hábeas corpus. Tras un reclamo urgente del CELS, el grupo de trabajo sobre la desaparición forzada de la ONU urgió al Estado nacional a que adopte medidas para dar con el paradero del joven. El Estado nacional respondió con la oferta de recompensa monetaria a quien aportara datos y ayer hicieron circular un video de un joven en Entre Ríos, quien rápidamente desmintió ser Maldonado (ver aparte). La orden de la ONU fue reforzada con una acción urgente implementada desde Amnistía Internacional. La concentración a la que convocaron para esta tarde, desde las 17, en Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, el CELS, la APDH y la Comisión Provincial por la Memoria, entre otros organismos, tiene el mismo objetivo: reclamar la aparición con vida de Maldonado y exigir al Estado nacional que se haga responsable.
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