El triunviro de la CGT Juan Carlos Schmid admitió hoy que la marcha del martes a Plaza de Mayo agregó mayor tensión a la relación de la central sindical y frente a un gobierno que parece sentirse fortalecido por el resultado en las PASO remarcó que la agenda social que tiene el sindicalismo “no se resuelve únicamente con el voto”. “Los que están en la Casa Rosada son apenas inquilinos", advirtió el sindicalista y a propósito de la convocatoria a un paro general dijo que debe “trabajar” para que la población comprenda que es necesario forzar un cambio de rumbo en la política económica de Mauricio Macri.
"Hay mar de fondo", graficó Schmid, único orador de la multitudinaria manifestación que la CGT realizó esta semana junto a las dos CTA y los movimientos sociales, sobre la relación entre la central sindical y el Gobierno. La administración macrista no da muestras de haber tomado nota de los reclamos, sino que por el contrario su respuesta fue endurecer su posición frente al gremialismo. En ese marco, Macri sacó a Luis Scervino, un médico ligado al sindicalista de Obras Sanitarias José Luis Lingeri, de la conducción de la Superintendencia de Servicios de Salud y le pidió también la renuncia Ezequiel Sabor, quien se desempeñaba como viceministro de Trabajo.
El titular del gremio de Dragado y Balizamiento apuntó que los reclamos expresados en la movilización del martes “se resuelven con medidas que tome el Ejecutivo, con un abordaje integral de los problemas" y llamó al Gobierno a no marearse por un resultado electoral. "Siempre hemos dicho que los que están en la Casa Rosada son apenas inquilinos, los dueños de la República son el resto del pueblo. Entonces, tienen que abrir un poco más el oído, tener una cuota de mayor sensibilidad. Siempre las victorias, desde mi punto de vista, no son buenas consejeras. A veces se aprende más de los fracasos", subrayó.
Schmid consideró “de manual” el posicionamiento del Gobierno frente a la protesta de la CGT y señaló que "tal vez no tengan los cuidados políticos necesarios si es que verdaderamente quiere retomar un diálogo que va a terminar favoreciendo a todos, porque el Gobierno tiene dos años por delante y nosotros tenemos que convivir".
Tras recordar que a fines del año pasado la conducción cegetista compartió un brindis con Macri y el propio Gobierno distribuyó la foto, el triunviro de la CGT ironizó por el endurecimiento de la administración macrista con el sindicalismo: “Parece que hasta el año pasado éramos buenos y ahora nos volvimos comunistas.”
Sobre la posibilidad de que finalmente se convoque a una huelga general, recordó que eso lo resolverá el Comité Central Confederal, al cual definió como "el órgano más democrático que tiene la CGT". "Necesitamos trabajar el paro, la protesta, la elaboración de un plan que contemple otro enfoque. He manifestado en más de una ocasión que no estoy de acuerdo con este enfoque económico. Y no creo que toda la población haya comprendido todo esto", aseveró.
El principal obstáculo para la convocatoria a un paro nacional son las diferencias internas que hay dentro de la CGT, donde algunos se muestran más cercanos al Gobierno y reniegan de una confrontación. Schmid admitió que "hay diferencias" dentro de la central sindical, pero afirmó que van a hacer "el esfuerzo" entre todos los sectores para que no se fracture. "Lo peor que podría hacer el sindicalismo es que, frente a toda esta cuestión que está esgrimiendo el Poder Ejecutivo, se divida", analizó.
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