El agravio como campaña
El Presidente afirmó que su antecesora “tiene un problema psicológico, debe creer que todavía tiene el mando”. Además, insistió en que la meta de inflación es del 17, pese a que sus propios ministros ya salieron a admitir que está superada.
El discurso de cierre de la campaña de Cambiemos de cara a las PASO estuvo a cargo del presidente Mauricio Macri y fue durante una entrevista televisiva. Durante una hora de charla, volvió a responsabilizar al gobierno anterior de los ajustes que él aplicó desde diciembre de 2015 y recurrió a la descalificación personal para referirse a Cristina Kirchner: “Tiene un problema psicológico, debe creer que todavía tiene el mando”, disparó.
El Presidente sabe dónde apunta. Como precandidata a senadora bonaerense, según las principales encuestadoras, CFK aventaja a todos sus rivales políticos con los que competirá en las primarias del próximo domingo.
El instante en que Macri aludió a ella fue cuando recordó el día de asunción, en el que no hubo traspaso de los atributos de mando presidencial por los requisitos que él puso y que alteraron el protocolo. “Ella tenía en su cabeza no entregar el mando porque tiene un problema psicológico”, la acusó e intentó vincular esta cuestión con la varias veces postergada visita del papa Francisco a la Argentina.
"Por ahí intentó (venir al país en aquellos días, para el traspaso de mando) y no se supo”, arriesgó Macri sobre el Papa, a quien calificó como un hombre que está para "perdonar y poner la otra mejilla", porque "él no vive el antikirchnerismo, él profesa el perdón". No explicó a qué se refirió con esta frase.
En la entrevista de anoche con el programa “Intratables”, el mandatario también se hizo tiempo para hablar de Venezuela y de lo "feliz" que se siente "de que los argentinos hayan descubierto a María Eugenia Vidal" (la dirigente de Cambiemos con mejor imagen positiva) y de las inversiones que aún no llegaron. No se refirió a la desaparición de Santiago Maldonado, ocurrida hace ocho días durante una represión de Gendarmería contra mapuches que se manifestaban en Chubut.
Sobre cuestiones económicas, charló poco y con generalidades. Y cuando lo hizo fue para insistir con que "la meta (de inflación) para este año es del 17 por ciento". Sin embargo, esta cifra ya había sido desechada por el ministro de la Producción, Francisco Cabrera, quien hace dos días admitió que "honestamente, creo que no vamos a llegar al 17 por ciento de inflación".
Macri también ratificó el rumbo de su gestión, caracterizada por los ajustes, la apertura de las importaciones y los registros que dan cuenta de caídas de la producción de distintos sectores. Omitiendo este marco, sostuvo que “después de muchos años el país está en la dirección correcta”.
En otro tramo, el Presidente desempolvó el slogan "pobreza cero". Pero al hacerlo no se refirió a los índices que dan cuenta de la situación de vulnerabilidad en que cayeron millones de argentinos por la política económica del Gobierno, sino que sostuvo que su misión como Presidente es casi profética: “Vengo a liberar a ese argentino que quiere salir de la pobreza."
“Yo no vine a perpetuar en la pobreza a la gente ni tenerlos en la leve subsistencia. Vengo a liberar a los argentinos que quieren que les abran una puerta para salir de la pobreza”, reiteró y lanzó una particular definición de la crisis social: “La gente no es pobre. Está pobre."
En otro momento de la entrevista se le preguntó también si gobernaba “para los ricos”. La respuesta fue comparar los destinos del país con su presidencia en un club de fútbol: “Cuando llegué a Boca me dijeron que iba a hacer un club para ricos, que iban a poder ir pocos a la calle. Pero hicimos de Boca uno de los principales clubes del mundo.” En su interpretación, lo mismo ocurriría con la Argentina.
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