- EN RELÁMPAGOS
- POST 23 FEBRERO 2017
Por Santiago Asorey l “La potencia efectiva del capitalismo multicultural es que invisibiliza, casi de forma perfecta, la violencia concreta de las acciones militares y económicas que EEUU ejerce geopolíticamente”.
El tema es así: leo una nota que habla de la guerra de Coca Cola contra Donald Trump. La nota deduce esa guerra a partir de una publicidad emitida por la famosa empresa yanqui, donde se muestra la diversidad cultural de EEUU. Y de golpe pienso en los textos de Slavoj Zizek sobre el multiculturalismo.
La tesis de Zizek iba a más o menos así. La lógica del capitalismo posmoderno o capitalismo tardío garantiza su efectividad en el funcionamiento de una aparente diversidad multicultural "democrática" que esconde las verdaderas relaciones de poder bajo las cuales se sostiene el peso de la matriz económica. En la posmodernidad multicultural que describe, (anverso ideológico del neoliberalismo norteamericano, aunque Zizek no lo diga en estos términos tan reformistas y antiimperialistas) apartemente todas las etnias están invitadas y todas las voces presentes, con la premisa fundamental de que se le borre el núcleo de conflictividad que puedan llegar a expresar.
Es decir, en la democracia multicultural liberal todas las voces se permiten mientras se conviva armónicamente en el statu quo neoliberal. Lo que podemos extraer de este planteo es que la potencia efectiva del capitalismo multicultural es que invisibiliza, casi de forma perfecta, la violencia concreta de las acciones militares y económicas que EEUU ejerce geopolíticamente. Hillary Clinton era la candidata por excelencia de ese modelo. Digamos que en Trump la violencia racista era previsible y torpe. En cambio en Hillary la violencia racista estaba soslayada y funcionaba como una maquinaria perfecta detrás de su nuevo discurso pro derechos afroamericanos.
Solo así podemos entender cómo Hillary Clinton viró del punitivismo de los noventa, cuando impulsó legislación que termino con el encarcelamiento masivo de la comunidad afroamericana, a esta nueva versión que dio apoyo a “Black Lives Matter”, el movimiento político que lucha por los derechos de la comunidad afroamericana.
Detrás del posicionamiento progre del neoliberalismo de la candidata demócrata se escondía su guerrerismo en medio oriente y racismo intacto. La estrategia del neoliberalismo era justamente dar continuidad a una cara humana y multicultural. El problema de las últimas elecciones en relación a la política exterior era que el discurso demócrata postulaba conceptos progresistas insostenibles por una gestión que nunca pudo cerrar Guantánamo, al mismo tiempo que convirtió los bombardeos en Libia y en Siria sellos de su gestión.
En una gran entrevista realizada por Santiago O´Donell en Pagina/12, Julian Assange resume con una síntesis notable el problema. "Te encontrás en una situación donde el apoyo a la CIA por parte de los Demócratas es de 32% mientras que entre los republicanos el apoyo a la CIA es de apenas el 2%. Tenés a los demócratas buscando conflicto con Rusia y a los republicanos diciendo que no hay que pelearse con Rusia. Tenés a los demócratas diciendo que la destrucción de Libia y de Siria es una cosa buena, mientras tenés a los republicanos diciendo que no hay que meterse en esos países. "
Me preguntó si detrás de esta lógica de todos contra Trump (me refiero a este enfrentamiento donde algunas de las corporaciones más importantes de los EEUU le declaran “la guerra”, junto a otras potencias europeas y corporaciones mediáticas de todo el mundo, al presidente de EEUU) existe en realidad un miedo absoluto a la posibilidad de que Trump fracture la lógica neoliberal y su correspondiente farsa multicultural posmoderna. El miedo que genera Trump a las grandes corporaciones y al capital financiero no es el racismo (del cual siempre fueron amigos) sino la idea que de golpe, la violencia norteamericana (interna y externa) se vuelva completamente visible, casi sin fisuras. Para decirlo más concretamente, la eficacia del fascismo posmoderno radica, en parte, en su propia capacidad para volverse imperceptible. Ese afán por negar su intento de totalización, que Trump rompe, es un regreso “por derecha” a una disputa por la hegemonía de la historia, que la epistemología posmoderna insiste en negar.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).
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