Los choques de Alfonso Prat-Gay y el resto del Gobierno arrancaron antes de asumir: fue cuando anunció, en una entrevista en su casa, cuando Macri era presidente electo y él ministro designado pero no asumido, que se convocaría a una Mesa de Diálogo a mitad de enero pasado, algo que nunca se concretó, que la Casa Rosada nunca avaló. Desde allí empezó la tarea de diferenciación.
Pero el punto más importante fue la decisión del Presidente de dividir la cartera de Economía en distintos ministerios. "No queremos un Cavallo o un Lavagna", decían en el Gobierno, para dejar claro la intención de que no hubiera un superministro que opacara al Presidente.
Así nacieron los ministerios de Hacienda y Finanzas, el de Energía, el de Producción, el de Transporte, el de Agricultura, el de Interior con Obra Pública. Todos rubros que en su momento dependieron de Economía. Prat-Gay se quedó con una cartera achicada. Y encima de él (y del resto de los ministros) se colocó a la Jefatura de Gabinete, con los dos coordinadores del área económica, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.
De esta manera, ninguna figura competiría con el Presidente, como en su momento lo hicieron los dos nombrados, tanto Domingo Cavallo como Roberto Lavagna. Ahora, con la división anunciada de lo que había quedado de Economía en dos nuevos ministerios, Hacienda por un lado y Finanzas por el otro, la atomización se profundiza más aún. Esa fragamentación, para algunos analistas, conspira contra la ejecutividad. Pero con ella, sobre todo, cada vez más le será difícil al Presidente adjudicar a otro los costos políticos de errores, demoras, dificultades. El pasó a ser el único responsable. Se queda sin fusibles ante situaciones críticas. ¿A quién se le podría hoy echar la responsabilidad si la inflación no es el año próximo de 17% o el país no crece 3%, como promete el Gobierno?
Si faltaba alguna ratificación de esa voluntad presidencial de ser quien decide y define quedaría plasmada en las próximas horas: los ministros designados definirán su equipo en reuniones con Lopetegui y Quintana. Sus secretarios tendrán aprobación previa.
La contracara de esta decisión es el costo menor que enfrenta el Gobierno por el desplazamiento de Prat-Gay. Cuando se fueron Cavallo y Lavagna, el país quedó en suspenso, la economía entró en un territorio de dudas. Hasta esta hora, en cambio, la Bolsa apenas baja medio punto y el dólar se mueve en un alza ligerísima. La otra cara de la misma moneda.
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