Por Raúl Kollmann e Irina Hauser
El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, se despachó con una frase sorprendente sobre el caso de la muerte de Alberto Nisman: “Esto es impunidad”, resumió. Opinó así sobre una investigación que está en trámite y sobre la que un día deberá fallar el alto tribunal. Decir que hay impunidad es criticar la marcha del expediente y la actuación de fiscales, jueces, peritos y hasta los médicos de la propia Corte que dijeron no hallar elementos de un accionar homicida. Pero Lorenzetti no se detuvo en uno de los más fuertes mecanismos dilatorios de este caso basado en una catarata de nulidades, planteos y chicanas de la ex esposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, siempre invitada a los actos cortesanos. Lorenzetti se situó en la línea del macrismo que quiere llevar el caso al fuero en el que juega de local: la Justicia Federal.
La declaración de Lorenzetti fue parte de una entrevista que concedió al diario español El País y llega en un momento de máxima importancia para la causa. Arroyo Salgado cuestionó la investigación, pidió otra vez que pase al fuero federal y debe tomar una decisión la Cámara del Crimen.
Ella afirma que al fiscal lo asesinaron, que fue un magnicidio. El abogado Pablo Lanusse, representante de la madre y la hermana del fiscal, señala que no se puede deslindar la muerte de Nisman de la denuncia que había hecho unos días antes contra la ex Presidenta y el ex canciller. Antes de resolver, la Cámara hará una audiencia, este mes. La declaración de Lorenzetti es, en este contexto, una presión para enviar la causa a federal; en su visión se hizo todo mal.
En los 13 meses de investigación, primero delegada en la fiscalía de Viviana Fein y ahora en el juzgado de Fabiana Palmaghini, no aparecieron evidencias de delito. Nisman fue encontrado muerto dentro de un baño, con la puerta cerrada, sin rastros de que una segunda persona haya estado en el baño, sin pisadas ni golpes ni desorden y con un disparo salido de una pistola que él mismo pidió prestada. Arroyo Salgado contrapone que Nisman no tenía rastros de fulminante en la mano, algo relativizado por un sofisticado estudio hecho en Salta. La causa acumula 56 cuerpos, 11.200 fojas, marcadas por los constantes planteos de Arroyo, quien hasta trató de remover a la fiscal.
En la entrevista de El País, Lorenzetti reivindica un video exhibido en su inauguración del año judicial 2015. Describió que mostraba “casos muy diferentes entre sí sobre los cuales no hubo resultados de investigación, y terminábamos con Nisman”. Aquel video empezaba con imágenes de centros clandestinos de detención y mezclaba la represión del 19 y 20 de diciembre de 2001, José Luis Cabezas, Maxi Kosteki y Darío Santillán y en el medio de todo eso, Axel Blumberg y Angeles Rawson entre otros. El mensaje era que los autores no habían tenido castigo. Era algo falso en la mayoría de los expedientes, incluso en el de Angeles, en el que el sospechoso estaba preso y fue condenado; y también falso respecto de Nisman porque el expediente estaba en plena investigación (no habían pasado dos meses). El mismo día Lorenzetti pifió feo en un caso que sí es emblemático de impunidad: dijo que la causa por el atentado contra la Embajada de Israel, que instruye la propia Corte, era “cosa juzgada”. Luego tuvo que retractarse.
Ahora suma su crítica a la marcha del expediente en trámite, sugiere que la policía actuó mal y que la Corte debería tener una policía judicial, otra acumulación de poder para sumar a las escuchas
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