Ciudad
VACUNAS & JUGARRETAS, privatizaciones y apartheid en la ciudad de Buenos Aires
28/02/2021 Alimentos y medicamentos, Ciudad, Política nacional 0
Hoy en “El Gato escaldado” (domingos de 7
a 10 en AM750) entrevistamos a la abogada Natalia Salvo (que denunció la conducta clasista y privatizadora de Horacio Rodíguez Larreta a la hora de distribuir un recurso tan vital como escaso…
que ha sido adquirido por el estado nacional, es decir por todos los argentinos. Y también al escritor y analista político Teodoro Boot,
que denuncio dicha conducta discriminadora ante el INADI y la Defensoría
del Pueblo de la Ciudad. Nos preguntamos por qué el estado nacional delegó
la distribución de esas vacunas preciosas, que bien podría haberse hecho
de manera centralizada en base al padrón electoral y con el concurso de
las Fuerzas Armadas. Y no emcontramos una respuesta que nos satisfaciera.
Vacunarreta
Segregación de la población plebeya y prerrogativa de las prepagas en la estrategia cambiemita
“Hemos comenzado el plan de vacunación para los afiliados al plan de salud/prepago CEMIC. En esta primera etapa la misma está dirigida a los
de 80 años y mayores cuyo Documento Nacional de Identidad (DNI) sea en CABA”. Apenas tres días después de que Ginés Gonzalez García fuera eyectado del Ministerio de Salud de la Nación, el conjunto de beneficiarios
de esa, y otras, poderosas prepagas, corroboraban que haber caído en la
medicina privada los priorizaba frente a toda aquella plebe que debía
aguardar en sus casas o, en el mejor de los casos, hacer cola bajo la
lluvia tal como lo había mostrado la televisión.
Para que no haya dudas acerca de cómo viene la mano, el colorido mensaje enviado vía redes sociales aclaraba: “La vacunación se irá desarrollando a medida que el Ministerio de Salud de CABA provea de las dosis de vacunas. Por el momento hemos recibido 420 dosis”.
Análogas situaciones comenzaron a tener efecto en los mayores conglomerados empresarios dedicados a la salud como el Hospital Alemán, Británico, Italiano, Sanatorio Güemes, las Obras Sociales de Comercio y de empleados de la ciudad.
Hacia allí fueron a parar 9.900 de las 40.000 dosis que Nación había destinado a la capital argentina. Nada se especificó acerca de la exclusividad de esas vacunas para quienes mes a mes gatillan la cuota correspondiente, dejando fuera del mapa a todo el resto de la población.
Según pudo comprobar El Cohete A la Luna,
beneficiarios del privilegio no sólo fueron las megaempresas de salud;
abarcó asimismo instituciones privadas de mediano rango:
las autoridades de un elegante centro de diagnóstico ubicado en las proximidades de la facultad de Medicina de la UBA despotricaron
porque no les llegaban las diez dosis prometidas.
La priorización del sistema de salud privado comienza a sentirse como nunca antes en la emergencia de la campaña de vacunación.
Al cortarse solo, el gobierno de la CABA deja de lado asociaciones y especialistas expertos en el terreno.
Uno de los casos más flagrantes es el de la poderosa Asociación de Médicos Municipales. En una entrevista llevada la semana pasada por la FM Concepto, el titular de AMM Jorge Gagliardi anunció con preocupación
mas sin asombro, que el ministerio de Salud porteño en momento alguno los consultó. Por su parte, la autoconvocada Asamblea Permanente por los Derechos de la Salud de CABA, en una carta abierta al defensor del pueblo, evidenció “irregularidades en el sistemas de turnos
desplegado por el Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad,
que aparecen y desaparecen a horas inverosímiles”.
Con tamaña confirmación deja de ser un mero rumor que,
lejos del horario de atención al público, por lo general avanzada la noche,
se aplican dosis por fuera del listado oficial.
En su requerimiento, la Asamblea extiende la preocupación a
“la situación de docentes y personal no docente obligad@s a retomar la actividad presencial sin que exista una situación epidemiológica aceptable
y con denuncias de que la infraestructura escolar no garantiza las medidas de distanciamiento, ventilación y sanitización en numerosos establecimientos,
todo lo cual sin establecer como esenciales a este personal”.
La ausencia de dosis que deja pagando a la población en la puerta de los vacunatorios también fue reconocida por el secretario general de
la Asociación de Trabajadores del Estado de CABA. Daniel Catalano consideró el jueves pasado en una entrevista radial:
“Lo que el gobierno de la Ciudad evalúa como estratégico no tiene
nada que ver con nosotros”, pues considera a los médicos —y no a todos— excluyendo al conjunto del personal de salud (camilleros, ambulancieros, acompañantes terapéuticos y adultos mayores, maestranza, etc.), también expuesto.
Ascendente lucero en el cielo cambiemita, el ministro de Salud porteño
Fernán González Bernaldo de Quirós —de larga colaboración profesional
con el beneficiado Hospital Italiano—, en rueda de prensa produjo un notable oxímoron al afirmar sin ponerse colorado:
“Ofrecimos a todas las obras sociales y empresas prepagas vacunas
contra el coronavirus. Lo principal es mantener la equidad en la oferta de la vacuna. Cada ciudadano porteño, sin importar su condición económica, va a tener en cada etapa la misma accesibilidad de vacunarse”.
Comiéndose el detalle que la oferta iba a parar a los afiliados que garpan, el funcionario ensaya esa notable fórmula para dar respuesta a las críticas
que ya habían comenzado a circular, incluyendo dos denuncias judiciales por “privatización” de las vacunas en el distrito. Pero Macri metió la cola y llamó la atención sobre la decisión política que González Bernaldo de Quirós quiso pasar por buena, al decir que se trataba de una decisión «justa y equitativa».
La noción que los cambiemitas parecen tener sobre lo que es justo y equitativo parece tan sesgada como su experiencia vital.
Así como quedaron fuera las asociaciones profesionales en la planificación, logística y operatividad de la campaña, también fueron segregadas
instituciones como el PAMI, dotadas de infraestructura y personal idóneo. Luana Volnovich, al frente de la obra social de los jubilados, en declaraciones
a una radio porteña destacó que tampoco fueron convocados.
“Si la decisión de la Ciudad es para descentralizar el plan de vacunación o porque no cuenta con capacidad para llevar adelante el plan de vacunación, el PAMI pone su red a disposición del gobierno de la Ciudad», sentenció en respuesta a las afirmaciones del ministro Quirós.
Y agregó: «La duda viene porque parece que se elige a unos sí y a otros no.
Me preocupa que un afiliado de una prepaga acceda a la vacuna y un afiliado del PAMI no». Vale recordar que nadie cubre las necesidades de más mayores de 80 que el PAMI: son 100.000. Y 300.000 mayores de 70. La presión de Volnovich resultó en una reunión el viernes con González Bernaldo de Quirós.
«Vinimos a prestar colaboración para enmendar el error del gobierno
porteño de privatizar una parte de las vacunas”, dijo la titular de la obra social tras el encuentro que se realizó en el Ministerio de Salud porteño.
Hubo acuerdo en inaugurar una mesa técnica para establecer
que los afiliados y las afiliadas serán priorizados en el esquema de
vacunación de la Ciudad. De todos modos Volnovich no se privó de decir
lo que piensa sobre lo «justa y equitativa» que le parece la política de salud cambiemita: “Teniendo en cuenta que las vacunas las adquiere el gobierno nacional para garantizar el acceso igualitario y oportuno, esta situación va a contramano de esos principios básicos y esenciales”.
Los dos frentes, el sanitario y el educativo, que la incipiente campaña
electoral de Horacio Rodríguez Larreta creía mantener bajo control a fin de mostrar como certera punta de lanza, comienzan a resquebrajarse. El de las escuelas, acicateado por el comienzo de las clases, rápidamente presentó anomalías y descontento por parte de docentes, auxiliares, padres y alumnos, percutidos por ese desfasaje con el principio de realidad que la soledad acuña.
En la trinchera de la salud pública, la aguda crisis salarial, aún vigente, de profesionales y colaboradores que rugió durante 2020, fue tapada por el comienzo de la campaña de vacunación.
Al día de hoy, se suma la anomalía de que buena parte del personal expuesto en la primera línea del frente de batalla todavía no ha sido vacunado.
El miércoles pasado, dice un comunicado de los trabajadores del Centro de salud mental Nº1 Hugo Rosario “con turno programado para la aplicación de la vacuna contra el Covid-19, nos presentamos en el Hospital Pirovano hoy 24 de febrero de 2021. Nos informan que no hay dosis”. Idéntica situación se reitera en los hospitales Alvear, Borda, Moyano, Ramos Mejía, Piñero, Lagleyze, Durán, Elizalde, Tornú, Rocca, Ameghino, Illia…
Así lo consigna la ADPS-CABA, que en su requerimiento, concluye:
“Ya hemos perdido una gran parte irremplazable de profesionales y con ellos hemos visto reducida la capacidad de material humano capacitado
para ayudar y contribuir a la asistencia y atención de l@s infectad@s;
héroes y heroínas anónim@s que han dejado su vida en esta batalla
y much@s otr@s que han quedado con secuelas físicas y psíquicas”.
La pregunta política acerca de la estrategia con inocultables fines electorales desplegada por el larretismo citadino es por qué, en el preciso momento en que la misma oposición adopta el cuestionamiento las irregularidades en la vacunación como principal argumento, decide exhibir con descaro destinar a la clase más pudiente, usuaria de las onerosas empresas privadas de salud, las vacunas que el Estado nacional adquiere para el conjunto del pueblo.
La justificación mecánica es especular: con la movida exclusivista para
con las prepagas, primerea el previsible escándalo inminente.
Más próximo a la médula ideológica de JxC y su núcleo duro es el
refuerzo de esa fracción pequeñoburguesa cuyo sentido común apunta a generar el espejismo de pertenecer a una élite que los diferencia de
la negrada populachera. Ratificación neoliberal de lo individual sobre lo colectivo.
Golpe de furca por partida doble, destinado asimismo a la interna macrista,
en la que la facción capitaneada por el ex mandatario y conducida por
Patricia Bullrich imagina monopolizar la propiedad privada de
dicho núcleo duro. Sin programa, propuesta ni plataforma, la táctica de no-sé-de-qué-se-trata-pero-me-opongo, encuentra así un efímero filón donde
atisbar un destello de luz al fondo de su derrumbado túnel.
Electo para gestionar, Rodríguez Larreta convive con el gobierno
nacional con esporádicos buenos modales y sonrisas de circunstancia, en ocasión frente a las urgencias pandémicas.
Fuera de tal contingencia, ostenta esa hilacha tan cara a su público,
adalid de la superioridad racial de lo privado sobre lo público, mientras vacaciona en Brasil. Ese embeleso meritocrático.
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