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23/03/2021 Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Dice Henry Kissinger en su Diplomacia que los imperios no aspiran a operar en el sistema internacional sino a ser, ellos mismos, el sistema. Algo así habría que pensar con River y el fútbol continental, ¿viste cómo juega el equipo de Marcelo Gallardo? Datos, no opinión. Empecemos. En movimientoEl primer encuentro fue revelado por #OffTheRecord y ocurrió en la residencia de Sergio Massa y Malena Galmarini. El volumen político del mitin -con los anfitriones más Cristina Kirchner, Máximo y Wado de Pedro- fue más evidente que el click personal. Para los Massa -fundamentalmente para Malena-, el kirchnerismo representaba uno de los momentos más ingratos de sus vidas: la intrusión de Alcides Díaz Gorgonio, un espía de la Prefectura, en su casa de Tigre durante la campaña de 2013. El encuentro en el quincho del killer tigrense y la titular de AYSA parece haber pavimentado el camino para lo que aparenta ser una incipiente recomposición del vínculo entre Massa y Cristina. En primer lugar, la concreción de “un almuerzo extendido de casi seis horas” ocurrido el primero de marzo en el despacho de la vicepresidenta luego de la apertura de sesiones de Alberto Fernández. Luego, un tercer encuentro el jueves último también en la Cámara Alta en el que la excusa fue “la agenda parlamentaria”. El hermetismo que le imprimieron a la novedad explica la valía que tiene la revitalización del vínculo para ambos sectores. “Es una relación que recupera la confianza después de diez años de peleas, no parece oportuno filtrar lo que conversa en privado”, fue la respuesta ante la consulta de #OffTheRecord. El reencuentro entre Massa y Cristina es una noticia positiva para el Frente de Todos y más visible que una inmediatamente anterior: la progresiva reparación del alejamiento que había ocurrido entre el Presidente y su vice a fines del año pasado y comienzos de este. Luego de un almuerzo que fue revelado por esta entrega hace 45 días, el vínculo volvió a tener la fluidez que necesita la coalición con dos certezas insoslayables: las diferencias entre las tres patas del Frente no van a desaparecer por arte de magia y esas diferencias no pueden lesionar una convivencia vital para el triunfo en las elecciones de medio término. El Congreso trajo también novedades inesperadas en la Cámara de Diputados donde Máximo Kirchner frenó la prórroga por cuatro años del régimen de biocombustibles sancionado en 2006 que el Senado había convalidado por unanimidad en octubre del último año. El régimen abarca tanto al biocombustible elaborado a partir del azúcar como de la soja y maíz, y acumula dos beneficios complementarios que lo vuelven muy conveniente para los productores. Por un lado, obliga a integrar un porcentaje en la producción de combustibles y por otro lado acumula a ese beneficio una exención impositiva, ya que no están alcanzados por el impuesto a los combustibles líquidos. El régimen se concibió a comienzos de siglo cuando el desarrollo de los biocombustibles aparecía, apalancado por Brasil y los Estados Unidos, como una alternativa verde al petróleo, cuyo precio alcanzaba máximos históricos -basta recordar la estridente oposición a su desarrollo que encabezaba Hugo Chávez-, los costos de otras fuentes de energía limpias aparecían prohibitivos y la amenaza climática no era menos cierta pero sí más lejana. Como toda iniciativa concebida para apuntalar una industria naciente -llamada a competir contra un proceso afincado-, el régimen permitió una importante rentabilidad a los productores que, al no pagar retenciones, pueden obtener de ella precios superiores a los que obtendrían en la actividad ordinaria. Hoy, sin embargo, no está claro que promover esta actividad obedezca a un interés estratégico y de futuro. Los precios del petróleo no son los de otrora y en el Gobierno estiman que la descarbonización del transporte, en el país y en el mundo, vendrá de la mano del litio y del hidrógeno y no de los cultivos. Para peor, el régimen tiene un costo no sólo fiscal -reflejado en lo que se deja de percibir en concepto de impuesto a los combustibles líquidos- sino también de balanza de pagos: la producción de biocombustibles para el mercado interno desplaza, de acuerdo a los cálculos del Ejecutivo, unos 200 millones de dólares anuales de exportaciones de aceite de soja en un país seriamente limitado por la escasez de divisas. En este contexto, todo el régimen está en discusión. El jefe del bloque oficialista pretende mantener los beneficios sólo para pequeños y medianos productores. El objetivo es evitar la prolongación de un subsidio innecesario a las empresas multinacionales exportadoras de granos mientras se otorga a los primeros un horizonte de previsibilidad. En el Gobierno pretenden una fórmula móvil para disminuir el corte de biocombustibles en las naftas y el gasoil en la medida en que suban los precios de los commodities como la soja, limitando beneficios excesivos. La unanimidad del Senado da cuenta de que la modificación no será sencilla. Santa Fe, Córdoba, Tucumán -a quien parece asistirle la razón ya que la caña no tiene demasiadas alternativas y cotiza en pesos-, las cerealeras y algunas empresas más pequeñas defienden fuertemente la continuidad de las condiciones que rigen desde hace más de quince años. Quienes están en desacuerdo con la prórroga sostienen que tanto vigor para defenderla responde a que algunas de esas empresas son las que financian campañas en el pago chico. Rumores. Fue el propio Kirchner junto a De Pedro quienes colaboraron con la candidatura de Gustavo Posse a través de algunos intendentes del conurbano y en diálogo permanente con Emiliano Yacobitti. Previo al ajustado triunfo de Maximiliano Abad -que determinó un radicalismo partido en dos en territorio bonaerense-, Córdoba había sido un escenario para mirar con atención. Lejos de los guarismos iniciales de Mario Negri, la derrota de Rodrigo de Loredo fue muy finita. Lo que hasta hace dos semanas era un partido de un solo color se transformó en un abanico de opciones policromáticas. “El radicalismo que estaba cómodo porque cobraba la sumisión al PRO ya no lo está. Lo que sí está es gordo y fuera de estado”, resumieron con algarabía ante #OffTheRecord del bando de los formalmente derrotados. La conversación en la UCR se reconfiguró hacia la siempre atractiva figura de Facundo Manes. En el partido creen que oxigenaría la campaña electoral, pero destacan con malicia su tormentosa relación con la crítica. Desde el entorno de Manes sugieren que no es momento para competir por una banca. Eso podría abrirle el camino al apátrida de Juntos por el Cambio: Emilio Monzó. Desde lo que en algún momento se llamó el ala política del PRO ven con preocupación la serie de errores no forzados de Horacio Rodríguez Larreta en las últimas semanas. Como si se le hubiera desmagnetizado la brújula, el jefe de Gobierno porteño tuvo el mes menos Larreta de su carrera política. Quienes lo conocen sostienen que las dificultades que atravesó en términos personales fueron performativas de sus torpezas en el orden público. Una de las versiones es que Macri fue protagonista de las distorsiones que sufrió HRL en su vida privada a través de su proverbial avidez por el conocimiento intrafamiliar de vidas ajenas. Otra vez, rumores. Bonus track
Dejame recordarte algo, máxime en la antesala de nuevos productos de Cenital: nos gustaría que seas parte del proyecto a través del sistema de apoyo económico para poder seguir creciendo. Esta semana estamos entregando nuevas becas para estudiar idiomas en el CUI. La recomendación de hoy es Crimea de Orlando Figes. Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio. Iván |
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