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24/11/2020 Hola, ¿cómo estás? Espero que bien. Arranca el calor y con eso la espiralización de las ganas de juntarse “antes de fin de año”: el mismísimo averno. La elegidaA última hora de la tarde de ayer se conoció una información que le dibujó una sonrisa a Martín Guzmán: Joe Biden nominará como Secretaria del Tesoro a la ex titular de la Fed Janet Yellen. Quien primereó fue el mentor del ministro argentino, Joseph Stiglitz, que en su cuenta de Twitter escribió: “Felicitaciones, Janet Yellen! Estupenda noticia”. La alegría de Stiglitz tiene sus razones: fue uno de los directores de la tesis doctoral de Yellen en la Universidad de Yale sobre macro en desequilibrio. Además, compartió el Premio Nobel de Economía en 2001 con George Akerlof, marido de la próxima jefa del Departamento del Tesoro. El kirchnerismo la recuerda a Yellen por una imagen muy particular registrada en el 2015 en una de las reuniones anuales del FMI en Perú. La entonces titular de la Fed tuvo una conversación muy animada de 45 minutos con el entonces ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, sobre teoría económica y qué tipo de crisis era -o había sido- la de Lehman Brothers. Yellen, a quien Obama designó como la primera mujer al frente de la Reserva Federal, tiene afinidades marcadas en la mirada económica con Guzmán. Las preocupaciones del gobierno argentino por preservar el empleo y la actividad en la discusión con el Fondo Monetario Internacional sobre el proceso de consolidación fiscal deberían encontrar oídos comprensivos en Yellen, que durante su mandato al frente de la Fed mantuvo siempre una política monetaria expansiva, de tasas de interés bajas. Yellen abogó por una política fiscal enormemente expansiva como respuesta a la pandemia, considera necesario seguir recurriendo al gasto público para "aliviar el sufrimiento" de los estadounidenses y, algo por debajo de la superficie, sostener la demanda agregada a la que -a diferencia de gran parte de los economistas neoclásicos- considera importante para el crecimiento de largo plazo. Al frente de la Fed, sus posturas "blandas" contrastaron con la dureza del Banco Central Europeo y permitieron a los Estados Unidos recuperarse de la crisis de 2008 mucho mejor de lo que lo hicieron los países del Viejo Continente. El costo, dado que los bancos centrales actúan básicamente sobre el sector financiero, fue una recuperación que dio a ese sector un excesivo protagonismo con sus negativas consecuencias distributivas. Desde el Tesoro, el aumento de los recursos públicos podrán enfocarse mucho mejor en sectores más postergados, pero enfrentará una dificultad que los banqueros centrales independientes estadounidenses no acostumbran afrontar. Al igual que para su confirmación en el cargo, para los gastos del Estado necesitará del apoyo de al menos algunos legisladores republicanos. AEA y el Fondo, el crossover más esperado por los empresariosAdemás del mencionado, Guzmán tiene otros motivos para celebrar moderadamente. El viernes, en la reunión con AEA y el FMI -donde volvió a oficiar de garantía, en este caso remota porque estaba en Mar del Plata, Rodrigo Zarazaga- los hombres de negocios le manifestaron a la comitiva del organismo que tenían mucha confianza en el ministro de Economía. El dato no es menor, porque si bien las lecturas superficiales suponen un Guzmán escindido de los posicionamientos kirchneristas, el ministro no sólo respeta sino que en privado se refiere a Cristina como “una persona de una inteligencia muy fina” con quien tiene un contacto habitual y sitúa este tipo de reuniones como parte de la hoja de ruta que trazó la vicepresidenta en su carta. En el encuentro, el dueño de Techint, Paolo Rocca, planteó repetidas quejas por el impuesto a las grandes fortunas. Federico Braun se diferenció levemente. Dijo que si era por única vez hasta estaba de acuerdo, pero que desconfiaban que fuera permanente. Guzmán les garantizó que no. También les dijo que, si compartían el objetivo de reducir el déficit, el dinero recaudado por el aporte iba a ayudar mucho. Un argumento atendible contra el gravamen es que el tributo alcanza a los empresarios argentinos, pero no a los accionistas de compañías extranjeras. Lo repite mucho el lobbista en jefe Alfredo Coto. Coto debería estar agradecido con Argentina, no enojado: poca gente recuerda sus siete mil millones de pesos no declarados. No es atípico este tipo de diálogos: los empresarios exigen que les mantengan los subsidios y les bajen los impuestos a la vez que piden una reducción del déficit. Ciencia ficción. El reclamo por el desbarajuste impositivo también fue muy repetido en el mitin. Algunos municipios no ayudan: la última distorsión comentada fue el impuesto deSastre como le llaman irónicamente algunos hombres de negocios al gravamen al viento que aprobó el Concejo Deliberante de Puerto Madryn a propuesta del intendente Gustavo Sastre. Al pasar se mencionó la carta de los senadores del Frente de Todos al FMI. El ministro coincidió con el escrito en que fue un préstamo político. Lo hizo ante la mirada de Julie Kozack, Trevor Alleyne y Luis Cubeddu, jefe de la misión, en forma remota. “Al pasado lo tenemos en cuenta para no repetir errores, pero miramos para adelante”, completó el titular de Economía. El acuerdo con el organismo no puede estar antes del 20 de enero -día de la asunción de Biden- ni después de la primera semana de mayo cuando el gobierno deberá enfrentar las negociaciones con el Club de París. Las críticas a nuestro país fueron muchas y muy variadas por parte de los representantes de AEA ante el Fondo. Una costumbre poco elegante del establishment criollo que suele incomodar a sus interlocutores extranjeros. El último vueloMientras noviembre viene mostrando motivos de alivio para el oficialismo con una desaceleración significativa en materia inflacionaria, la muerte de Jorge Horacio Brito es una muy mala noticia para un gobierno al que no le sobran interlocutores de ese volumen entre los dueños de la Argentina. Celestino de aquella reunión -y otras tantas- de los empresarios con Máximo Kirchner y Wado de Pedro, Brito se diferenciaba del establishment criollo por dos aspectos poco extendidos en ese sector: audacia y lectura política. Con algunos de estos argumentos escucharon varios interlocutores lamentarse al secretario general de La Bancaria, Sergio Palazzo. “¡Qué pérdida!”, repetía el gremialista. El impuesto a las grandes fortunas fue el último gran ejemplo de un empresario que le hacía honor al postulado norteamericano put your money where your mouth is. Brito dio un reportaje para anunciar una rebelión fiscal que sabía que no ocurriría en caso que se aprobara el proyecto. Las declaraciones cayeron como un Exocet en Casa Rosada. Brito le escribió, luego, al Presidente. Conversaron algunos minutos. Antes de eso había agotado su capacidad de lobby, esta vez sin éxito, ante el oficialismo en la Cámara Baja. Esa afinidad con el peronismo, entre otras cosas, le costó algo que Brito repetía en privado: “Macri nos quiso meter presos”. Durante el gobierno de Cambiemos, Brito tuvo que renunciar a la presidencia del Banco Macro y dejarla en manos del hábil administrador Delfin Ezequiel Carballo, de notablemente mejor relación con Mauricio Macri. "Si ser oficialista es decir que tengo mucho optimismo, soy oficialista", dijo en enero. La actitud de Brito era performativa en el establishment. El gobierno deberá trabajar para que su ausencia se note lo menos posible. Camaradería uruguayaEl presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, recibió a su par argentino de forma sorpresiva en el Parque Anchorena, la residencia presidencial donada hace más de un siglo por el estanciero argentino Aarón de Anchorena. Ubicada a la vera del Río de la Plata, en el Departamento de Colonia, la residencia se encuentra más cerca de Buenos Aires que de Montevideo. Allí, ventajas de la cercanía geográfica y cultural, los mandatarios pudieron realizar un acercamiento que, agenda y pandemia mediante, había quedado demasiado postergado, sin necesidad de una enorme logística o planificación. El embrión del encuentro fue una conversación entre Francisco Bustillo -canciller uruguayo y amigo personal del presidente argentino- y Alberto Fernández en la asunción de Luis Arce en Bolivia. El uruguayo hizo gala, una vez más, de sus dotes de equilibrista político, que le ha servido para liderar -hasta aquí con buena aceptación y resultados- el muy variado espacio de lo que fuera la oposición al Frente Amplio. Ubicado en el bloque regional de derecha y centroderecha que se alineó en cuestiones como la elección del estadounidense Mauricio Claver-Carone en el BID o el reconocimiento del gobierno de facto de Bolivia, Lacalle Pou fue también claro en su apuesta a que la inserción internacional del Uruguay se haga desde el Mercosur, en aprovechar las oportunidades que presenta el crecimiento de China y el continente asiático, y en la búsqueda de coincidencias regionales que permitan superar la ridícula situación coyuntural en la que los países de América del Sur se dividen en sus posiciones respecto de Venezuela. Uno de los grandes vehículos para fracturar a la región por la postura ante el gobierno de Nicolás Maduro fue el Grupo de Lima, al cual Argentina va a renunciar en el próximo mes según pudo saber #OffTheRecord. Junto con esta decisión, que puede estar acompañada de una percepción sobre algún cambio de prioridades de la administración Biden -que no se vislumbra en el horizonte según las palabras de Benjamin Gedan en esta entrega-, nuestro país intentará que la Bolivia de Arce se sume al Grupo de Contacto. It’s a developing story. Bonus track
Antes del libro, te quiero recordar que –producto de la situación global y del rubro en particular, pero también del ethos de Cenital– abrimos la posibilidad de que seas parte del proyecto a través del sistema de apoyo económico para poder seguir creciendo. Me complace anunciarte que la semana que viene habrá newsletter de Internacionales. La recomendación de hoy es Gente normal de Sally Rooney. Ojalá hayas disfrutado de este correo tanto como yo. Estoy muy agradecido por tu amistad que, aunque sea espectral, para mí no tiene precio. Iván |
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