Padre e Hijo suena en el disco.
La vos de Cat Stevens encaja en mis ojos.
Tengo 14 y la Patria me subleva o me calienta.
Sus dos voces en estéreo me conmueven por dentro, profundo,
mas allá de mi comprensión de las ternuras de los jardines.
Hurgo en mis papeles, escondidos de este wild world.
No encuentro lágrimas, ni versos, menos amores para
explicarlo.
El suburbio menos me aclara esta canción y esta vos
celeste como la batalla.
Su rasguido en la guitarra me hace olvidar a George.
Me encuentro tarareando estas dos canciones en un recreo.
Ella me escucha, me mira, ojitos celestes, alta, flaquita,
con pecas, flequillo, casi rubia.
Inalcanzable.
"Qué cantás?, sabés inglés?. "
"Nada, tatamudeo, bueno sí, Cat Stevens..."
Y el tiempo en blanco y negro se colorea like a child.
El piano se contornea entre los mosaicos del patio y sonreímos.
Suena el timbre, chau a dos voces...
Nos miramos, nos vemos, y nuestras espaldas son lunas frescas.
Cada día será otra mano queda en un lápiz lázuli de sonrisas,
piernas inquietas, labios sonrojados, gestos rockeros, cómplices
de orillas, caracoles, florcitas ajadas, cuadernos prestados, azules,
rojos, verdes.
Telaraña el forro.
Tu foto en cada etiqueta,
La última vez fue de esquina a esquina a la salida del cole y no nos animamos
a amar.
La penúltima en un vagón de tren.
El Mitre.
Yo recorriendo con ojos furtivos a punto de volantear
"Patria o Muerte Venceremos".
Vos sentada, carita de estudiante aplicada, flequillo, pecas,
una primavera de mi adolescencia,
un amor a punto de servir entre yemas el agua del río
que nos mojó cada mañana.
Te miré unos segundos, me observaste esos mismos segundoS.
Por qué fue que no te volví a ver?
Digo, ni siquiera así, de pasadita, por equivocación,
apenitas, así a lo mejor te decía te quiero, te extraño,
un recreo de vida en medio de aquél largo caminar entre vidrios
de espejos rotos.
Buscando el futuro o el tiempo que no vos.
GB
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