Las recientes decisiones en materia de Defensa y Seguridad obedecen a iniciativas del gobierno nacional y no a imposiciones de Estados Unidos, según lo que puede verificarse en documentos oficiales de aquel país. Esto no implica ignorar los condicionamientos derivados del contexto internacional, pero previene contra algunas simplificaciones y ayuda a conocer mejor a quienes nos gobiernan. Este mes el Pentágono publicó un documento explicativo de los requerimientos presupuestarios para la Defensa en el año fiscal 2019, que va desde el 1º de octubre de 2018 hasta el 30 de septiembre de 2019. Allí se afirma que Estados Unidos “está emergiendo de un periodo de atrofia estratégica en que la ventaja militar competitiva del Ministerio de Defensa se fue erosionando”. En la actualidad enfrenta un creciente desorden global y un entorno de seguridad más complejo y volátil que cualquiera que haya experimentado en tiempos recientes. “La principal preocupación para la seguridad nacional estadounidense no es el terrorismo sino la competencia con grandes potencias”, entre las que menciona a Rusia y China. El objetivo para el Hemisferio Occidental según la nomenclatura preferida en Washington y Miami para referirse a nuestra América es mantener un balance favorable de poder regional, lo mismo que en Europa, Medio Oriente y el Pacífico. En las 116 páginas del documento que puede consultarse aquí no hay una sola mención a drogas, narcotráfico o crimen organizado. Ni una.
Del mismo modo, es necesario recurrir a los comunicados de prensa del ministerio estadounidense de relaciones exteriores, para advertir que en la reciente visita de su titular, no fue Rex Tillerson quien planteó la cooperación en materia de narcotráfico y terrorismo, sino su colega argentino, Jorge Faurie. Así lo detectó el académico Ernesto López, como menciona en otra nota de esta edición de El Cohete A La Luna. La transcripción es muy explícita. Según Tillerson, el presidente Macrì está conduciendo a la Argentina a un futuro de mayor prosperidad. Y Estados Unidos ve una gran oportunidad y está comprometido con nuestra relación económica y comercial, en las dos direcciones. También analizamos el comercio y la inversión recíprocos, promoviendo y protegiendo la innovación, las tareas científicas y tecnológicas compartidas y alentando el emprendedurismo. Y también estamos profundizando la relación en otras áreas”.
En ese punto se dirigió a Faurie y continuó: “Jorge mencionó algunas de esas áreas, en particular el fortalecimiento de nuestra asociación para combatir a las organizaciones criminales transnacionales, los esfuerzos contra los narcóticos, el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo, como dijo el ministro. Y agradecemos la estrecha cooperación y colaboración que recibimos para enfrentar a esas organizaciones transdelictivas, ya que Estados Unidos adopta un enfoque regional para enfrentar esas actividades ilícitas”.
El texto oficial se puede leer aquí. Y también es posible escucharlo en la voz del propio Tillerson.
No obstante, en su presentación anual ante el Senado estadounidense, que realizó el jueves 15, el jefe del Comando Sur, almirante Kurt Tidd se refirió con cierto detalle a la Argentina y a Ecuador. Los esfuerzos del Comando Sur en Centro y Sudamérica y el Caribe procuran asegurar los accesos a Estados Unidos por el sur “y construir una red de seguridad regional. Debido a la economía de recursos del Comando de Combate dependemos de esta red para ayudar a mantener nuestra propia seguridad y defender nuestra Patria. Esta es la capa más importante de nuestra defensa adelantada”, comenzó.
La Argentina y Ecuador son dos países donde los líderes populistas han sido desplazados por via electoral: aquí por la victoria de Macrì sobre el candidato del FpV, allí por la defección del candidato oficialista Lenín Moreno, quien luego de alcanzar la presidencia con el apoyo de Rafael Correa practicó un giro de 180º y lo batió en las urnas en el referéndum de la semana pasada, cuyo resultado le impediría presentar una nueva candidatura en las próximas elecciones. Correa obtuvo pese a la escasez de recursos y la breve campaña el 37 por ciento de los votos, es decir el mismo porcentaje que CFK consiguió el año pasado en la provincia de Buenos Aires y el mismo que las principales encuestas le asignan a Lula en Brasil, un piso nada desdeñable como punto de partida. Todos esos ex presidentes están analizando la posibilidad de un encuentro regional en el que se discutan las tácticas proscriptivas que se intentan en contra de ellos.
Según el informe del almirante Tidd, “vemos una gran oportunidad de profundizar la colaboración con esos socios clave y con organismos multilaterales, así como revitalizar las asociaciones de seguridad mutuamente beneficiosas con la Argentina y Ecuador. Nuestras alianzas regionales son la piedra angular de nuestros esfuerzos para asegurar el núcleo central de todo lo que hacemos en el sur”. Tidd mencionó el apoyo brindado por su país junto con Chile y Gran Bretaña en la búsqueda del submarino San Juan y dijo que esta renovada relación proveía oportunidades de trabajo con la Argentina para la preparación de la cumbre del G-20 que se realizará en noviembre en Buenos Aires. El Comando Sur hará su aporte en las áreas de “lucha contra las armas de destrucción masiva, el combate al terrorismo, el fortalecimiento de las respuestas coordinadas entre distintas instituciones y la ampliación del intercambio de información”. El texto completo se puede consultar en:
Al ser designado embajador en Estados Unidos, Fernando Oris de Roa le dijo a Clarín que “Estados Unidos tiene hacia nosotros un interés político, y nosotros tenemos hacia ellos un interés económico. Les interesa el tema de la seguridad, el apoyo internacional, la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Una agenda de corte político internacional. Nuestra agenda es económica, para abrir el mercado norteamericano a una cantidad de productos que la Argentina exporta, y de esa forma reducir la pobreza, reducir el déficit fiscal y crear empleo. El desafío está en poder trabajar con ellos dándoles satisfacciones a los intereses que ellos tienen con respecto a nosotros, y al mismo tiempo, de una forma diplomática, que eso se traduzca en una actitud más bien positiva con respecto a nuestra agenda económica”. La ingenuidad del planteo quedó patentizada cuando luego de palmearle la rodilla a Macrì el presidente Donald Trump elevó los gravámenes al ingreso de biodiesel argentino, que es el principal rubro exportable, con lo cual la balanza comercial con Washington será este año más deficitaria que el anterior. Esta nueva versión del realismo periférico, de la cual su autor Carlos Escudé tuvo tiempo de arrepentirse, consiste en interpretar los deseos del poderoso aun antes de que los formule y no obtener a cambio nada más que palmadas de aliento.
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