“La gran información de esta encuesta es que Lula sigue siendo el principal candidato en las elecciones de 2018”, dijo el analista Michael Mohallem. Un 31 por ciento de sus simpatizantes asegura que, sin él, votaría en blanco.
El líder de la izquierda brasileña obtendría entre 34 por ciento y 37 por ciento de los votos en primera vuelta.
Imagen: AFP
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El expresidente Lula sigue afianzado como gran favorito de las elecciones de octubre en Brasil, pese a su condena a más de doce años de cárcel que puede invalidar su candidatura, reveló ayer la primera encuesta realizada después del veredicto.
En la primera vuelta, el líder de la izquierda obtendría entre 34 por ciento y 37 por ciento de los votos, según los escenarios, sin cambios importantes respecto a la encuesta anterior de fines de noviembre, señala el estudio del instituto Datafolha publicado por el diario Folha de Sao Paulo. En segundo lugar, aparece el diputado de ultraderecha Jair Bolsonaro, con 16 por ciento a 18 por ciento de intenciones de voto.
En la segunda vuelta, Lula derrotaría a Bolsonaro por 49 por ciento a 32 por ciento y se impondría ante cualquier otro adversario por un margen similar.
Los datos surgen de un muestrario de 2.826 entrevistados y tienen un margen de error de 2 puntos porcentuales hacia arriba o hacia abajo. El sondeo fue realizado el 29 y el 30 de enero, pocos días después de que un tribunal de apelación confirmara, el 25 de enero, la condena de Lula por corrupción y elevara su sentencia a doce años y un mes de cárcel. El dirigente, de 72 años, podría incluso ser encarcelado cuando agote los recursos de segunda instancia.
“Para sorpresa de algunos, Lula se mantuvo estable o subió un poco. La gran información de esta encuesta es que Lula sigue siendo el principal candidato en las elecciones de 2018”, dijo Michael Mohallem, analista de la universidad Fundación Getulio Vargas (FGV).
En caso de que Lula no pudiera presentarse, Bolsonaro quedaría en primer lugar, con 18 por ciento al 20 por ciento de intenciones de voto, pero sería derrotado en la segunda vuelta por la ecologista Marina Silva o el dirigente de centroizquierda Ciro Gomes. El gobernador de centroderecha de San Pablo, Geraldo Alckmin, también aventajaría a Bolsonaro en una segunda vuelta, aunque dentro del margen de error (34 por ciento de intenciones de voto, contra 32 por ciento para Bolsonaro).
El número de personas que votarían en blanco, nulo o de abstencionistas varía entre 14 por ciento y 19 por ciento en todas las hipótesis de primera vuelta en las que figura Lula. Sin el expresidente, sumarían entre 24 por ciento y 32 por ciento.
Lula da Silva fue condenado como beneficiario de un departamento tríplex en un balneario paulista, entregado por la constructora OAS a cambio de contratos en Petrobras. El cofundador del Partido de los Trabajadores (PT) se declara inocente y denuncia una persecuciónón judicial para impedir su retorno al poder.
“Cuanto más me acusan, cuanto más me persiguen, más subo en los sondeos”, afirmó Lula en una intervención transmitida el fin de semana pasado ante un congreso sobre la lucha contra el hambre en Etiopía.
Brasil vive desde hace cuatro años bajo las convulsiones de la Operación Lava Jato, que involucró a decenas de grandes empresarios y de políticos de todas las tendencias en una red de corrupción centrada en Petrobras.
Ese descrédito de la política, así como el prestigio de Lula por sus políticas de distribución de renta, explican en gran medida, a ojos de Michael Mohallem, la resistencia del exgobernante.
“Lava Jato transmite a la población la idea de que la política es así, que entre tantos políticos con problemas de corrupción, mejor escoger al que hizo un buen gobierno”, indicó el investigador.
Si bien Lula (2003-2010) parece asegurado de la fidelidad a toda prueba de más de un tercio del electorado brasileño, esa fidelidad no es fácilmente transferible.
Según la encuesta, un 53 por ciento de sus votantes rehusarían apoyar a un candidato designado por su líder, en caso de que este no pudiese competir. Y apenas un 27 por ciento acataría su consigna de voto.
Un 31 por ciento de los electores de Lula afirma que, sin él, votaría en blanco, anularía su voto o se abstendría.
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