jueves, 1 de febrero de 2018

El niño no sabe.

No aparecen los aromas en las fotos.
Nunca pude fotografiar aromas.
Mi dedo en el disparador, click,
y solo briznas en el cabello de ella.
No su aroma.
El agua cubre los pies, hasta los tobillos.
Sensación de imágenes que doblan la esquina.
El viento se adivina en el recuadrito blanquinegro.
Los aromas huelgan.
El asfalto que hierve bajo las alpargatas,
los gestos quedan retratados, duelen sus gestos.
Sus aromas se ausentan.
Diablillos colados detrás del baile familiar.
Mantel azul, guitarras en pose, manos entrelazadas.
Aromas tapados, apagados como lucecitas de patio trasnochado.
Piernitas al aire, hamaca y tobogán.
Bicis y delantales.
Pelota de goma roja y blanca.
Gomero de hojas verdes lustradas con un algodón con leche.
Todo en un rompecabezas de fotos,
 pero sin sus olores a niñez.
GB

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