Poco después de terminado el paro general, el líder sindical criticó a la conducción de la central obrera por el reducido impacto de la medida y sostuvo que se “llegó tarde” al debate por la reforma previsional.
Por Felipe Yapur
El acotado impacto del paro decretado por la CGT contra la reforma previsional disparó hacia su interior una crisis que hasta ahora estaba contenida. La primera consecuencia se expresó ayer cuando el referente de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Francisco “Barba” Gutiérrez, presentó su renuncia ante el Consejo Directivo de la central obrera. “La estrategia de la CGT fracasó como así también su conducción”, aseguró Gutiérrez a PáginaI12 quien ocupaba la Secretaría de Interior. El metalúrgico consideró que la central obrera “no debe tenerle miedo a la movilización y la protesta” y tiene que elaborar un programa que “defienda a los trabajadores y promueva un modelo productivo industrial”.
La renuncia del referente de la UOM no representa en lo inmediato una fractura en la central obrera y, por lo tanto, no implica que en el corto plazo se constituya una nueva central. En todo caso, abre la posibilidad de que se produzca un reagrupamiento de diferentes sectores gremiales que, por diferentes razones, no integran ni participan de las decisiones de la CGT al no sentirse representados por el triunvirato. Son dos los grandes grupos sindicales que no participan del CD. Uno de ellos es el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA) cuyos principales referentes son el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia. El otro gran grupo es la Corriente Federal de Trabajadores cuya cabeza visible es la de Sergio Palazzo (bancarios). La noticia de la renuncia de Gutiérrez provocó una serie de llamados para conocer de primera mano los motivos de la decisión pero hasta ahora no hay indicios de que esto se traduzca en un futuro cercano en la construcción de una nueva CGT.
La tensión entre los miembros del Consejo Directivo no es nueva y no es exclusiva del referente metalúrgico. La integración de los tres grandes grupos que conformaron la CGT unificada no evitó recelos y desconfianzas que el triunvirato conformado por Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña fue manejando con cierta efectividad. Pero el anuncio de los proyectos de reforma laboral, previsional y tributaria que hizo el gobierno poco después de los comicios de octubre agudizó las contradicciones internas sobre todo por la estrategia elegida por los triunviros. Para Gutiérrez hubo un exceso del perfil dialoguista y esto lo expresó ayer durante la reunión que se realizó en la sede de la CGT para evaluar los alcances del paro. En dicho encuentro se desató una discusión que terminó concentrándose entre el metalúrgico y Daer. Gutiérrez cuestionó que se dejó de lado cualquier instancia de acción directa y que eso debilitó a la central obrera. “No está prohibido negociar pero debe hacerse en favor de un modelo productivo industrial, tiene que hacerse con firmeza y no tener miedo a la protesta y la lucha”, dijo ante sus colegas del CD y agregó que el fracaso del paro estuvo relacionado con esa estrategia y por ello “la CGT llegó tarde al debate por la reforma previsional”. Ahí no terminó la crítica. Señaló la incapacidad del triunvirato por evitar que el doble juego de la UTA que el lunes a la mañana confirmó su participación en el paro y pocas horas después desconoció esa decisión haciendo añicos el valor político de la medida de fuerza. “La estrategia fue un fracaso y la conducción también”, dijo antes de anunciar que la UOM renunciaba a continuar siendo parte del Consejo Directivo y, por lo tanto, a la Secretaría de Interior, una decisión que el secretariado nacional de la UOM ratificó poco después.
La salida de Gutiérrez debilita aún más el inestable equilibrio del triunvirato. Por ejemplo, Schmid estaba aliado con el moyanismo, lo que le permitió llegar a la secretaría general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT). La actitud más combativa de los camioneros debilitó al Schmid frente a otros gremios poderosos como la UTA y La Fraternidad, que ahora le disputan el control de la CATT.
En tanto, Daer considera que está en condiciones de poder superar el cimbronazo y hasta hay dirigentes cegetistas que especulan que el triunviro no desdeña la posibilidad de ser el único conductor de la central obrera. Al fin y al cabo la estrategia de Daer es la dialoguista que coincide con la de los independientes como Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (Uocra) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y el referente de los gordos Armando Cavalieri (Comercio). Un dato, todos estos no se plegaron al paro y vale recordar que Daer el lunes, previo al anuncio de la huelga, reconoció que su federación no avalaba la medida. Si bien, en este contexto, Daer pretende ser el único conductor de la central obrera –ya que tiene más coincidencias con este grupo– la unificación de la conducción cegetista en sus manos podría provocar una nueva diáspora.
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