Por Federico Kucher
La actividad económica cayó 3,4 por ciento en el segundo trimestre respecto del mismo período del año pasado, según informó ayer el Indec. En la primera mitad de 2016, la merma del PIB fue del 1,7 por ciento. Las cifras del centro de estadística oficial muestran los efectos del programa ortodoxo de Cambiemos a partir de diciembre pasado, que generó caída de consumo, pérdida de empleo y cierre de establecimientos productivos. Las ramas de la economía real como la construcción y la manufactura anotaron los mayores retrocesos. La inversión en el mercado interno, pese a los argumentos repetidos del Gobierno que con devaluación y desregulación se iba a incentivar el ingreso de capitales productivos, fue el componente de la demanda agregada con peor performance. El consumo privado, que equivale al 74 por ciento del Producto, y el gasto público también anotaron una baja y potenciaron el retroceso de la actividad económica.
El documento del Indec permite observar cómo fue desacelerándose el PIB en los últimos trimestres hasta llegar a una fuerte contracción a mitad de 2016. En el segundo trimestre de 2015, el crecimiento fue del 3,8 por ciento; en el tercero, de 3,5; en el cuarto, de 2,3; en el primero de este año, de 0,4 -el organismo había estimado anteriormente 0,5, pero ayer lo corrigió levemente a la baja- y finalmente, en el segundo trimestre de 2016, se produjo un desplome del 3,4. La caída es similar a la registrada en la economía brasileña en los últimos dos años, cuando el programa de ajuste del gasto, devaluación y suba de la tasa de interés paralizó el movimiento económico. En la Argentina, la anterior caída fuerte del PIB había sido en el tercer trimestre de 2014, del 4,2 por ciento, de acuerdo a la versión corregida por el organismo en la gestión actual de Jorge Todesca.
Inversión
El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, aseguró a principios de año que las inversiones en el mercado interno iban a ser el motor del crecimiento económico en el Gobierno de Mauricio Macri, con una gestión dispuesta a escuchar a los empresarios y garantizarles las reglas de juego para que se animen a invertir. Pero en el segundo trimestre fueron el componente de la demanda agregada que más retrocedió, con una contracción del 4,9 por ciento, cuando en el mismo período del año pasado avanzaban a una tasa del 4,7 por ciento. El documento del Indec precisó que hubo un caída del 15,3 por ciento en las obras de infraestructura vinculadas al sector agropecuario y a los pozos petroleros. También se registró una baja del 0,8 por ciento en la adquisición de equipo de transporte. A diferencia de este desempeño, la maquinaria avanzó al 5,3 por ciento, en dónde los aparatos nacionales bajaron al 4,2 y los importados subieron 11,9. El derrumbe del consumo es un fuerte desincentivo para que los empresarios busquen ampliar sus establecimientos productivos, en particular, con pymes que enfrentan una fuerte distorsión de su estructura de costos y reducción de la facturación, y grandes empresas que ya empezaron a recortar las plantillas de personal.
Economía real
La construcción disminuyó al 10,2 por ciento en el segundo trimestre en relación con igual período del año pasado. El sector fue uno de los que más tensiones anotó por el achicamiento del mercado interno. La venta de insumos claves para la edificación marcó caídas de hasta el 28 por ciento en junio, al destacarse el retroceso del 18,6 por ciento en cemento, de 27,5 en asfalto, de 24,4 en hierro para hormigón, del 18,9 en pinturas y del 14,1 en pisos y revestimientos cerámicos. El nivel de empleo registrado de las constructoras pasó de 458.433 a 386.289 individuos, con un recorte de 72.144 puestos en ese período. Estas cifras oficiales no contemplan la desafectación de asalariados no registrados, pese a la alta informalidad de la rama. El trabajador en negro es el que más rápido pierde su empleo en fases recesivas del ciclo económico.
La industria manufacturera fue otra de las actividades productivas con caída marcada: -7,9 por ciento. La mayoría de los bloques de la rama tuvieron retrocesos en junio. Por caso, metales básicos bajó 12,6 por ciento, mientras que minerales no metálicos lo hizo al 9,2 por ciento, automotriz al 21,6, metalmecánica al 4,7, sustancias químicas al 6,1 y alimentos al 6,4. Para este último bloque se destacó la contracción en lácteos (-22,3 por ciento), en carnes rojas (-11,8 por ciento) y en carnes blancas (-3,4). La disminución del poder adquisitivo de la población por el salto inflacionario de los últimos meses implicó menor demanda de estos productos claves de la canasta básica.
Consumo
El consumo privado, que representa más de 70 por ciento del PIB, retrocedió 0,1 por ciento en el segundo trimestre. La dimensión de esta baja requiere observar que en el mismo trimestre del año pasado subió al 7,4 por ciento, al tiempo que en el tercer trimestre de 2015 avanzó al 6,6 por ciento, en el cuarto al 2,8 y en el primero de 2016, al 1,6. La pérdida de salario real, con paritarias en torno del 33 por ciento y los precios subiendo al 45, explicaron la menor demanda en el mercado interno. El incremento de la desocupación, que se ubicó en 9,3 por ciento al cierre de junio, fue otro de los motivos que frenaron las compras de los particulares, que en el tercer trimestre marcaría una caída aún mayor. La actividad de los comercios mayoristas y minoristas adelantan esta situación, puesto que disminuyeron 0,2 por ciento en el primer trimestre y aceleraron la caída al 2,1 en el segundo.
En lo que refiere al consumo público, se observó un retroceso del 2,0 por ciento en el segundo trimestre, cuando crecía al 9,0 por ciento en igual período de 2015. La caída de las jubilaciones y remuneraciones del Estado en términos reales, con actualizaciones por debajo de la inflación, explicaron este desempeño.
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