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Carta Abierta al
Sr. Ministro de Medios y Contenidos
Don Hernán Lombardi
Sr. Ministro de Medios y Contenidos
Don Hernán Lombardi
Sr. Ministro
Lo leí en una revista y no podía dejar de asombrarme. Ud. dijo que estaba podrido por dentro. Dijo eso. Sin ponerse colorado dijo que Zamba estaba podrido por dentro. En la frase, correctamente intercalada en su frío discurso, no deja de apreciarse la sorna y el odio que lo mueven.
Dijo Ud. que Zamba, el chico que llevaba a niñas y niños de nuestro país a recorrer la historia y los acompañaba en una relación de tuteo con los próceres, estaba podrido por dentro.
Para decir lo que dijo, Sr. Ministro, hay que odiar mucho. Esa es su justificación por la destrucción de la figura de Zamba.
Sabrá que también destruyeron la figura de San Martín, que acompañaba a Zamba y por la que miles de niños volvieron a lucir con orgullo popular el gorro de granadero y a blandir una plástica espada libertadora. No se preocupe, seguramente San Martín hubiera preferido caer a pedazos junto a Zamba que estar cerca suyo, Sr. Ministro.
No importó que todas las semanas miles de niñas y niños de distintos y lejanos lugares de nuestro territorio recorrieran Tecnópolis y se interesaran por la ciencia, el arte y por su país. No importó que miles de niñas y niños contaran en sus colegios lo aprendido durante la excursión a Tecnópolis. No les preocupó ni a Ud ni a su gobierno, Sr. Ministro, que muchos de nuestros colegios y jardines hubieran deseado contar con la imagen del Padre de la Patria sin tener recursos ni siquiera para un retrato más formal y solemne. No, importó más su odio y el de aquellos que venían a cerrar la grieta.
El odio, sino logra otra contención debería tener como último límite los niños. Para no respetar ni siquiera a ellos hay que estar,. sin ningún eufemismo Sr. Ministro, muy podrido por dentro.
Dijo Ud. que Zamba, el chico que llevaba a niñas y niños de nuestro país a recorrer la historia y los acompañaba en una relación de tuteo con los próceres, estaba podrido por dentro.
Para decir lo que dijo, Sr. Ministro, hay que odiar mucho. Esa es su justificación por la destrucción de la figura de Zamba.
Sabrá que también destruyeron la figura de San Martín, que acompañaba a Zamba y por la que miles de niños volvieron a lucir con orgullo popular el gorro de granadero y a blandir una plástica espada libertadora. No se preocupe, seguramente San Martín hubiera preferido caer a pedazos junto a Zamba que estar cerca suyo, Sr. Ministro.
No importó que todas las semanas miles de niñas y niños de distintos y lejanos lugares de nuestro territorio recorrieran Tecnópolis y se interesaran por la ciencia, el arte y por su país. No importó que miles de niñas y niños contaran en sus colegios lo aprendido durante la excursión a Tecnópolis. No les preocupó ni a Ud ni a su gobierno, Sr. Ministro, que muchos de nuestros colegios y jardines hubieran deseado contar con la imagen del Padre de la Patria sin tener recursos ni siquiera para un retrato más formal y solemne. No, importó más su odio y el de aquellos que venían a cerrar la grieta.
El odio, sino logra otra contención debería tener como último límite los niños. Para no respetar ni siquiera a ellos hay que estar,. sin ningún eufemismo Sr. Ministro, muy podrido por dentro.
Con el respeto que Ud. merece, nada más
Sergio Zurano
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