lunes, 14 de diciembre de 2015

Kirchnerismo, sorpresa y realidad

Desde el 25 de mayo de 2003, a lo largo de diferentes momentos de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner en los que se tomaban decisiones fuertes, contrarias a las lógicas dominantes de los gobiernos que los precedieron, comenzó a escucharse y repetirse cada vez con más frecuencia, provenientes de hombres y mujeres de diferentes tradiciones políticas: “Yo pensé que esto no lo iba a ver ni vivir”. Frase que resumía, entre la sorpresa y la dicha, lo que, en parte, representan los doce años y medio del proyecto nacional, y su vez resumen y explican la despedida multitudinaria, conmovedora y profunda, de la Presidenta el pasado jueves, inédita en nuestro país y sin precedentes en la historia moderna para un final de gobierno.

Y vuelve esa frase: “Nunca creí que viviría todo esto”. Y claro, era para sorprenderse a partir de lo que parecía imposible, primero con la dictadura y luego a partir de la coalición que conformaron los gobiernos neoliberales con las corporaciones y el sistema financiero internacional. La Argentina y Latinoamérica parecían signadas a seguir por el sendero de la exclusión, de la primarización, de la entrega e sus recursos naturales, del país enajenado y manejado por los pocos dueños de sus riquezas.

La frase tributa a hitos que dieron lugar a la impensado: la bajada del cuadro del genocida Videla en el Colegio Militar; la derogación de las leyes de impunidad; la negociación de la quita de la deuda defaulteada y heredada por los gobiernos neoliberales; el NO al ALCA enfrentando a la avanzada imperialista; el pago cancelatorio de la deuda al Fondo Monetario Internacional poniéndole fin a la trágica relación de décadas de endeudamiento y sometimiento a los dictámenes

del organismo de crédito. La sorpresa de todo ese proceso derrotaba a la incredulidad. Y un momento clave, de quiebre, como fue la rebelión agraria por la Resolución 125, que desde entonces dejó marcada una cancha que sería determinante de ahí en mas. Llegaría después la recuperación de Aerolíneas Argentinas, la recuperación de los fondos de jubilación, la AUH, la ley de medios, y un claro enfrentamiento con los medios dominantes. Y tantos otros, como la estatización de YPF y más que dieron lugar a seguir repitiendo.

“Los años más felices”: es otro de los decires de millones que deja el kirchnerismo, frase reverberante en la historia de la vieja tradición y liturgia peronista que se fueron repitiendo y creciendo a lo largo de estos años. La Historia se escribía día a día, Historia que da cuenta de como cada uno de los millones de argentinos vivieron, recuperaron y formaron parte de un proyecto político. No es poco formar parte de un proyecto político, sentirse parte de un proyecto político. No es lo mismo que juntarse para ir en contra de un gobierno, que vivir en estado de indignación constante, no es lo mismo que ser parte de una tumultuosa multitud unida por el odio.

Desde la intelectualidad, para definir estos tiempos de sorpresas y dichas, surgió la definición de anomalía para definir al kirchnerismo, algo a lo que ya se había referido J.W. Cooke, signando al peronismo como el hecho maldito del país burgués.

La sorpresa, lo inesperado, dejó lugar para a la realidad, en hechos, en derechos, en conquistas. Queda por delante el retorno por lo que a partir de ahora será lo esperable, lo deseable, lo posible, lo que se puede y falta construir.

Allí se encuentran todas las fuerzas, las convicciones, el surgir de millones de gargantas que el jueves en la Plaza cantaban “A volver, a volver, vamos a volver”, señal clara que conjura la resignación, y la convierte en una firme convicción de que así será.


(Por decisión de la asamblea de trabajadores de Miradas al Sur, las notas de la edición del 13/12/15 se publican sin la firma de sus autores)

13/12/15 Miradas al Sur

 

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