Militancia
Por DANIEL KAMISZCZIK.
Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Sería ingenuo de parte de quien conozca mínimamente los rudimentos básicos de nuestra historia, buscar y rebuscar culpables y/o responsables de la impresionante derrota de ayer en las urnas porteñas únicamente en el propio espacio.
Fue el puerto de Buenos Aires el que traicionó la Revolución de Mayo y, de no haber sido por las heroicas desobediencias de Belgrano y San Martín, hubiera terminado de un solo golpe con el sueño criollo de libertad e independencia y, desde entonces y hasta hoy, han operado en contra de todo intento popular en esa dirección.
Está claro que el tristemente célebre "mediopelo" siempre se ha mirado en el espejo de arriba e íntimamente alberga la esperanza de pertenecer, de ser aceptado en las alturas, de "salvarse", de salir del anonimato, de ser alguien, de figurar aunque sea un poco en el entramado de esa élite de "ciudadanos de primera" que los habitantes de la capital eternamente han pretendido ser.
También pecaríamos de naif si ignorásemos el daño causado por los recientes escándalos al interior del FPV (Shocklender, Rachid, etc.) o por el bombardeo de los medios concentrados que sin duda alteraron la intención de voto de importantes sectores medios pero: ¿perdimos sólo en esos sectores?...¿cuál fue la respuesta en los sectores populares de la ciudad, aquellos en que la necesidad y el abandono son algo así como el pan de cada día?
Es ahí donde deberíamos hacer hincapié al momento de analizar la bochornosa derrota de la víspera.
Ya va siendo hora de que la militancia porteña empiece a ver la realidad en lugar de sentarse a esperar que les llegue el turno en la lista de espera por el cargo.
Militar no es solamente arrear tropa a los actos, colocar banderas en lugares preferenciales y cantar cosignas al son de fanfarrias murgueras y al calor de la cerveza.
Militar es "embarrarse las patas" en el día a día, tener presencia en aquellos barrios y ser artífices de la organización popular que permita el efectivo ejercicio de los derechos que nacen de la necesidad, es ir Junto al Pueblo, ni adelante ni atrás, en la lucha cotidiana por el cambio profundo de la realidad de cada familia sin vivienda, de cada pibe sin escuela, de cada joven sin empleo.
Sólo sumergiéndose en esa lucha bien hasta el fondo, nuestros militantes y dirigentes lograrán alguna vez ser visualizados por el Pueblo porteño como interlocutores válidos capaces de transformar la adversa realidad que lo aqueja.
Sólo asumiendo ese deber como propio podremos jactarnos de ser verdaderos "soldados del Pingüino".
Entonces y sólo entonces podremos pensar en la posibilidad de recuperar Buenos Aires para el Proyecto Nacional y Popular.(Agencia Paco Urondo)
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