El pibe se detiene en el tiempo.
Abre sus brazos y se abre amplio.
Mira y ve, con ojos de ansias centenarias.
Viene con su v pelilarga y ampulosa.
Cree, con la jóven historia de los que en
bandadas sobrevuelan al tenso.
Futuran y ayeres quedan en vigilia.
Presentan y ayeres quedan en hilvanados.
Abre sus brazos y se abre su boca.
Grita, dice, canta a sus espaldas rumorosas.
El pibe sabe, comprende, intuye que viene de lejos.
Es, en esa bandada hijo, nieto, bis, de tierra roja.
Federal, montonera, estrella y abrojo prendido.
Mayo, Obligado o el Ande lo acurrucaron en sus pliegues.
Es, en aquellas marchas a contrapelo de la sabiduría
notable, coraza de los exiliados eternos.
Sin alma ni piel que los acalore por un vino tinto.
Es, tropa de tropilla alazana del salvaje natural.
Epico.
Va, con y sin razón, va, suelto entre muchos, silbando.
Memoria alguna consigna, algún cielito, y empedrado
construye su andar a saltitos de mata, tero-tero y
cric-cric de pájaro campero, de grillo nochero.
De bombo legüero.
Octubre algún paso murguero y viene.
El pibe sabe.
Intuye, adivina, porque le dicen, le contaron y porque vio diciembre
sin Navidad 01.
Y los inteligentes lo definen tonto.
Tontez, de pluma ágil y adinerada.
Dice el pibe.
Militan para el hombre de la bolsa les guiña el pibe.
Taconean como el taquito militar, les carajea el pibe.
Babean de baba diabla, telaraña hosca del mal agüero.
Cojean de alma y cuerpo.
Ceguean de manos y abrazos.
Sordos ruidos sus dientes hincados en el Pueblo.
El pibe sabe
que al enemigo,
ni
justicia.
Tonto, pero héroe colectivo.
También.
Sabe, el pibe juna.
GB
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