El sábado 23 del coriente en contratapa del diario Página 12, Osvaldo Bayer, comentaba la crisis del capitalismo que abarca Europa y los EE.UU..
Nos hace saber que el total de la deuda externa yanqui ronda los 4,49 billones de dólares.
Solo con China la deuda lega a los 1.152,5 millones de la misma moneda.
En Italia un 20% de los jóvenes menores de 30 años no tiene trabajo, en los de menos de 25 la cifa alcanza a un tercio.
En Grecia, se suceden las movilizaciones antiliberales que defienden la no venta literal de su país a los grandes consorcios internacionales.
Vulgarmente personalizados en el mercado (nervioso, alterado, presiona, se calma, etc.) como si tuviera alma y cuerpo.
Lo que no tiene es alma pero sí cuerpo de predador y rapiña son las empresas multinacionales, monopolios y oligopolios del petróleo, la guerra, las comunicaciones, los alimentos, etc.
En estos momentos el debate en EE.U. se agiganta entre el denominado "tea party" de extrema derecha conservadora y neoliberal, y el presindente Obama, acorralado entre un recorte extremo del denominado gasto público, orientado a contener socialmente a millones de estadounidenses, o a no ceder ante la embestida de los herederos de Reagan y la familia Bush.
La margarita, que mas que flor es una ojiva nuclear que deshoja el presidente del norte es si declara o no el default.
Palabrita archiconocida por estas tierras, a causa de aquél 2001 nefasto que nos hundiera a niveles de pobreza e indigencia nunca antes vistos.
Cita Osvaldo Bayer al premio nobel de literatura, el escritor alemán Günter Grass:
" Estamos en crisis, una crisis que está tejida entre otars crisis: el aumento irrefrenable de la población mundial, la crisis creada por la falta de agua, el hambre y la miseria que ha originado miles derefugiados, y también los cambios climáticos ocacioandos por el ser humano.
La presencia del cansancio y decadencia en nuestra Nación nos ofrecen un motivo suficiente para dudar si todavía nuestra Constitución Nacional nos garantiza lo que nos promete.
El haber caído en una sociedad de clases con una mayoría empobrecida y una clase alta acaudalada, con una deuda con una cima que mientras tanto ha sido cubierta por una nube de ceros, la incapacidad y el desmayo simulado de los parlamentarios elegidos libremente frente al poder de las organizaciones de intereses propios, y no por último el golpe por la espalda de los bancos, hacen necesario, con toda premura, que pongamos en duda a este sistema.
¿Debemos seguir aceptando el mercado, las ganancias, y el consumo como dogmas religiosos?."
Una pregunta para pensar y encontrar una respuesta.
GB
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