Un golem silencioso
"No se podía decir, cantar, escribir, sin antes pensar qué, con quién, dónde. No se podía cantar “El cautivo de Til Til” en la panadería, no se podía decir en clase que no creías en Dios, no se podía contar que mamá quemó junto a la ligustrina y los crisantemos esas revistas con estrellas rojas".
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