lunes, 2 de enero de 2017

RELÁMPAGOS Por una navidad sin presos/as políticos/as

Por Natalia D'Alessandro l Un deseo que se expande a lo largo y a lo ancho de nuestro país y que tiene el epicentro en Jujuy, en Milagro Sala y en sus compañeros/as de la Organización Túpac Amaru.
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El 28 de diciembre se conocerá la sentencia en el marco del juicio oral al que está siendo sometida Milagro Sala junto con Graciela López y Ramón Gustavo Salvatierra, ambos dirigentes de la Red de Organizaciones Sociales, por un escrache del que habrían participado en el año 2009 contra el actual gobernador de Jujuy, en aquel entonces Senador Nacional por la Provincia de Jujuy, Gerardo Morales.
Esta causa, que en el mes de mayo fue declarada prescripta y en la que sobreseyeron a Milagro y al resto de los imputados, revivió de la mano de la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, integrada por Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Gemignani, quienes ordenaron que el proceso siga su curso y que se realice el debate oral.
Así, en medio de proyectos de ley que proponen realizar una consulta popular para justificar la detención de Milagro, en medio de incumplimientos de las recomendaciones internacionales variopintas de la Organización de los Estados Americano (OEA), de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y de la Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH) que dicen que ella debe esperar la condena en libertad, y que su prisión preventiva es ilegal, y de la mano de un Tribunal Oral Federal que trabaja desenfrenadamente – en comparación con el ritmo que se le imprimen a los juicios por delitos de lesa humanidad que se encuentran en trámite allí mismo – avanza un juicio que de público tiene casi nada, y de imparcialidad aún menos.
Sumado a este contexto, y vale la pena resaltar el dato por el alto nivel de adhesión a distintas expresiones de fe presentes en el pueblo jujeño, tanto el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) como el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) hicieron público su pedido por la libertad de Milagro.
Ante este panorama, es lícito que nos preguntemos: ¿Qué es lo que se busca con la condena de Milagro? Porque vamos a suponer – y lamentablemente tendremos razón – que el Tribunal va a condenar a Milagro, aún cuando varios testigos dicen que ella no se encontraba en el lugar del escrache y cuando solo uno, que negó tener vínculo alguno con el gobierno de Morales y terminó demostrándose que actualmente trabaja en la gobernación, dice que escuchó como Milagro daba órdenes por teléfono, sin dar mayores precisiones al respecto.
Va a condenarla porque nada importa lo que sucedió, ni los testimonios que hay en su favor, ni si ella estaba o no estaba con el resto de los imputados en el lugar o les daba órdenes. Solo importa lograr una condena para intentar justificar legalmente, y ante los organismos internacionales, que está bien detenida y que no hay violación a sus Derechos Humanos.
La querella que representa a Morales pidió, sin ruborizarse, una condena de 8 años. La misma pena que el mínimo previsto en la escala penal del homicidio simple. La fiscalía, a su turno, pidió que se la condene a tres años, mientras el Tribunal, según los dichos de los abogados/as defensores/as, no se cansó de obstaculizar el derecho de defensa.
Además del avance del proceso en Jujuy se encuentra pendiente de resolución un recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que deberá determinar si Milagro continúa presa, violando todas las recomendaciones internacionales, o si debe ser excarcelada y esperar la finalización de la sumatoria de juicios armados en su contra en libertad.
Este es el contexto en el que está siendo juzgado Milagro. Y es en este mismo contexto en el que vale preguntarse: ¿Dónde está el estado de derecho en Jujuy? ¿Qué hace el Gobierno Nacional para mostrar, siquiera, interés en cumplir con las recomendaciones de los organismos internacionales de Derechos Humanos?
Vimos como la policía local quiso ahorcar a una Diputada Nacional, vemos como Milagro se encuentra privada de su libertad desde enero, sabemos que va a haber una condena y que el tribunal no tiene nada de imparcial ni objetivo y se aparta día a día de los principio de nuestra Constitución Nacional y de la Constitución de la Provincia de Jujuy, con un claro objetivo: Condenar a Milagro, para tener un nuevo elemento que justifique su encarcelamiento preventivo ante los organismos internacionales que reclaman su libertad y es, precisamente ello, lo que la transforma en una presa política.
Pero además, no podemos descartar la existencia de otro objetivo. Un claro mensaje para el resto de los/as luchadores/as populares que intenten enfrentarse a un gobierno de hambre y exclusión, oponiendo resistencia y organización, a quienes les esperará persecución y cárcel. Así, Jujuy se presenta como un tubo de ensayo de lo que el macrismo pretende aplicar en todo el país, alejándose del republicanismo que dicen representar y en nombre del cual llegaron al gobierno.
Este contexto de injusticia, obliga a desempolvar una consigna latente en nuestro pueblo. Un pueblo que tiene memoria e historia. Esas que permiten que “Por una navidad sin presos políticos” se transforme, nueva y dolorosamente, en un deseo presente en estas fiestas. Y de eso, tanto el contador Morales como el ingeniero Macri, son responsables.
RELAMPAGOS. Ensayos crónicos en un instante de peligro. Selección y producción de textos: Negra Mala Testa Fotografías: M.A.F.I.A. (Movimiento Argentino de Fotógrafxs Independientes Autoconvocadxs).

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