jueves, 16 de noviembre de 2017

.Réquiem III

Poco sabía de des atardeceres o desalineados cuerpos
en comedores, velados en diciembre o enero.
Barrio apesadumbrado, hijas sin, o hermanos, sin.
Mujeres florecidas, ahora lanzadas al viento.
Solidarias, bellas, tiernas en mirar y ser.
Poco sabía de llantos como escarchas en la piel rojiza del verano.
Asfalto blanco, brea geométrica, cordones hirviendo.
Y ese olor asfixiante de flores moribundas.
Poco y nada conocía de adioses en manos callosas.
No contaba los diez que me obligué a saber y conocer.
Miraba concentrado cada rito del muere para mí anticipado.
Crecía también al escuchar noches susurrantes de pena.
Apenas ayer estaba, si parece que fue ayer que la ví...
El consuelo mártir y retumbante de las matronas.
Creo que también el barrio, y nosotros, nos empezamos a acostumbrar
al ya no están.
Y fue entre árboles y baldosas sombreadas.
Y no faltó nadie.
GB

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