Las ventas de alimentos, bebidas, productos de higiene personal y limpieza del hogar retrocedieron 5,7 por ciento durante febrero en relación al mismo período del año pasado. La caída medida en volúmenes da cuenta del estancamiento que experimenta la demanda interna que, durante el primer bimestre, marcó un rojo de 6,4 por ciento. En la comparación contra el mes anterior se registró una baja del 4,8 por ciento que contradice las reiteradas afirmaciones de reactivación lanzadas por la Casa Rosada. La magnitud de la contracción medida por la consultora CCR para las cantidades despachadas en hipermercados, supermercados pequeños, autoservicios y almacenes está en sintonía con la sostenida trayectoria declinante que muestran el consumo de carne y lácteos, las ventas de calzados, la facturación de los comercios minoristas, los insumos para la construcción y la demanda de electrodomésticos. El Indicador Mensual de Consumo (IMC) elaborado por la Fundación Germán Abdala registró una baja de 0,9 por ciento anual en febrero, la decimocuarta caída consecutiva. Las ventas relevadas por la CAME volvieron a acentuar su caída y se retrajeron 4,1 por ciento anual mientras que el crédito real en pesos al sector privado exhibió una caída de 7,8 por ciento anual.
La lógica detrás de las menores ventas de alimentos y bebidas, entre otros productos de consumo masivo, es la misma que se impuso a lo largo del año pasado. La persistencia de elevados niveles de aumentos de precios asociados a la nueva política económica –aumentos de tarifas, quita de retenciones y minimización de la intervención del Estado– resultan en una caída de los ingresos reales, en particular del salario, que impacta sobre el consumo privado. La inflación dio un salto de 2,5 por ciento en febrero y ya se espera una suba de al menos 2 por ciento para marzo de la mano del aumento en las tarifas de luz. Las implicancias para el consumo de esa dinámica de precios se observan en la información desagregada y sectorial publicada por el Indec, consultoras privadas, universidades, sindicatos y cámaras empresarias. En el primer bimestre, el Indec ya acumuló una suba de precios del 3,8 por ciento y se alcanzaría al cierre del primer trimestre un alza del 6 por ciento. Para todo el año, el Gobierno sigue insistiendo en que la inflación será como máximo del 17 por ciento aunque las estimaciones privadas se ubican en un promedio de 21,2 por ciento. En 2016 el Gobierno había dicho que los precios subirían al 25 pero la cifra ascendió al 41 por ciento.
Como el consumo es el componente más relevante del PIB al representar tres cuartas partes del producto, una reactivación económica sustentable requiere de su expansión a través de un aumento en la capacidad de compra de los salarios, la recuperación de los niveles de empleo y la mejora en las condiciones laborales. El informe de la consultora CCR presentado ayer refleja que esa dinámica no se observa. Las ventas medidas en volumen en hipermercados, supermercados y comercios de cercanías cayó 6,1 por ciento en febrero y las cantidades despachadas en los autoservicios y locales tradicionales retrocedieron 5,3 por ciento.
El informe sobre la evolución los mercados de consumo masivo de CCR da cuenta de un retroceso en las ventas del rubro de alimentos para Heladera del 8,9 por ciento interanual mientras que las Bebidas sin alcohol se contrajeron 10,8 por ciento. Los productos contemplados en los ítems Freezer y Almacén mostraron bajas de 3,9 y 3,6 por ciento, respectivamente. Por su parte, los productos de cosmética cedieron 6,3 por ciento y el consumo de artículos para el hogar cayó 7,0 por ciento. El único rubro que mostró un comportamiento positivo en febrero fueron las golosinas, que subieron 12,3 por ciento interanual.
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