miércoles, 1 de marzo de 2017

inidad. En 1977 es apresado, pero por gestiones de su padre ante altos funcionarios de la dictadura es liberado. Sale por Brasil y se radica en España. A principios de 1979, realiza un curso como integrante de la tropa especial de infantería (TEI) montonera en El Líbano. Retorna a su patria para realizar diversas acciones militares de hostigamiento a las fuerzas represivas, entre las que se encuentra la voladura de la casa del Dr. Walter Klein un economista cipayo, aliado de Alfredo Martínez de Hoz. Regresa a España y se anota para una segunda tanda de acciones, por lo que en febrero de 1980 regresa a la Argentina. El 29 de ese mes un grupo de tareas del Primer Cuerpo de Ejército y el Batallón 601 de Inteligencia Militar lo “chupan” en una cita con otro compañero.
El sargento Nelson Ramón González –ex miembro de un grupo de tareas- en un reportaje que le hicieron cuando imperaba la impunidad en la Argentina, afirmó que el general Cristino Nicolaides luego de torturas ordenó fusilarlo en el polígono de tiro de Campo de Mayo.
Extraigo un párrafo de la carta que le escribe Zuker a su compañera Marta Elina Libenson (luego también desaparecida) desde El Líbano: “Creo que la vida de los hombres está signada por el amor, pero en la vida de los mejores hombres, el amor es una entrega también al pueblo del que forman parte y a la patria en que nacieron. Los otros son mediocres. Nosotros tenemos que vivir en el sentido más real que esas palabras significan, y si es necesario morir como valientes”. Eso hiciste “Patito” quedáte tranquilo, descansá en paz. Y hasta tendrás tiempo para ser feliz, cuando te enterés que en el año 2001, la tribuna popular del club de tus amores, Defensores de Belgrano, lleva tu nombre para siempre. Paradojas de la historia y de la geografía urbana, una calle casi siempre desierta separa ese estadio, de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) en el barrio de Nuñez.

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