La posibilidad de que el Poder Judicial haga efectivo el beneficio de prisión domiciliaria al represor Etchecolatz otorga actualidad a este texto de 1987, recuperado del archivo de su autor. Inmediatamente después de la aplicación de la llamada “Ley de Obediencia Debida”, Alfredo Bravo renunciaba como subsecretario de Alfonsín. “Me siento agraviado, el hombre que me torturó ha quedado en libertad”, le dijo Bravo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario