El Estado Islámico (ISIS) en pleno combate con los rebeldes, se sitúa cada vez más cerca de la capital siria, Damasco.
Por Guido Luppino
Al sur de Damasco, en la localidad de al-Qadam, se lleva a cabo un intenso combate entre los rebeldes que pretenden terminar con el gobierno de Bashar al-Asad y los fundamentalistas del islam. Lo que está en juego es el hecho de poder acercarse cada vez más a la capital, epicentro del gobierno, controlado por las fuerzas oficiales.
El accionar de ISIS se basa en poder combatir en todas las regiones liberadas y cercanas a Damasco, con el fin de controlarlas y poder aproximarse a la capital.
Bashar al-Asad es de la rama chií del islam, más específicamente alauista, y el país es conducido bajo esa doctrina. En cambio, el ISIS predica la otra rama importante de la religión, el sunnismo, que tiene como enemigos a los chiítas. Pero al-Asad no está sólo en el conflicto, cuenta con apoyo externo, ya que distintos grupos chiítas de la región tomaron las armas en sostén del presidente sirio. El principal soporte extranjero que tiene es el Hezbolá libanés. Sumado a estos grupos, están los rebeldes que pretenden derrocar a al-Asad, quien gobierna desde 2000 continuando la dinastía de su padre quien presidió al país por 29 años. Por último, aparece el frente al-Nusra, brazo guerrillero de Al Qaeda, y en las últimas semanas se dio a conocer una nueva fuerza chiíta que apoya al oficialismo, Quwat al-Ridha, formada por habitantes locales, a diferencia de las otras agrupaciones chiítas que apoyan a al-Asad.
La guerra civil siria que transcurre desde 2011 tiene muchas facciones, como mencionamos, pujando por el poder en país, y donde puede observarse distintas regiones controladas por diversos grupos.
Si bien en el país el sunnismo es mayoría, el chiísmo se hizo fuerte luego de tantos años de conducción política. Esto explica el apoyo de facciones extranjeras para defender al actual presidente. Irán, país donde gobierna el clero chiíta desde la Revolución Islámica de 1979, es el gran proveedor de tropas en apoyo del oficialismo.
Por otro lado, al norte de país, más específicamente en Alepo, el ISIS intensificó los ataques contra los rebeldes que controlan la ciudad. Eso se debe a las charlas comenzadas desde Ankara con la coalición encabezada por Estados Unidos, con la idea de establecer una “zona segura” en la frontera entre Turquía y Siria. Los ataques dieron comienzo unos días después de que el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declarara la ofensiva militar contra el Estado Islámico.
La guerra civil continua en Siria y los resultados están a la vista: exiliados, refugiados, muertes de civiles y combatientes, destrozos masivos en las ciudades, y distintos poderes luchando por el gobierno. Mientras las consecuencias siguen su marcha, en Damasco se incrementan los combates para poder llegar a la capital.
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