Entre el clamor, la ira y la esperanza.
Hijo mío, te buscaré hasta acariciar tu rostro
hasta que el sol deje de quemar mi piel
y la milpa ya no espigue en el tlacolol.
Caminaré montañas y cañadas para dar con el rastro de los malhechores.
Llegaré a la región más inhóspita
y no dejaré piedra sobre piedra hasta encontrarte.
Tomaré autopistas y avenidas para gritar tu nombre.
Para encarar a la gendarmería que no te busca.
Llevaré tu foto sobre mi pecho como estandarte
y serás mi escudo en el fragor de las batallas
contra el gobierno maleante.
Hijo mío, te buscaré hasta acariciar tu rostro.
Donde hoy te encuentres nunca dudes que a tu lado estaré,
que lucho día y noche para saber algo de ti.
hasta que el sol deje de quemar mi piel
y la milpa ya no espigue en el tlacolol.
Caminaré montañas y cañadas para dar con el rastro de los malhechores.
Llegaré a la región más inhóspita
y no dejaré piedra sobre piedra hasta encontrarte.
Tomaré autopistas y avenidas para gritar tu nombre.
Para encarar a la gendarmería que no te busca.
Llevaré tu foto sobre mi pecho como estandarte
y serás mi escudo en el fragor de las batallas
contra el gobierno maleante.
Hijo mío, te buscaré hasta acariciar tu rostro.
Donde hoy te encuentres nunca dudes que a tu lado estaré,
que lucho día y noche para saber algo de ti.
CDH Tlachinollan/ Día Internacional de los Desaparecidos
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