Los Battista o los Rodríguez, o los Colangelo o los Larreta, González, Pérez, Fernández, Michetti , Ritondo.
Arribaron en masa a nuestro país, la mayoría subsidiados por el entonces Estado oligárquico.
Sufridos y sacrificados, "con una mano atrás y otra adelante".
Mezclaron y se mezclaron, comidas, sabores, músicas y vestimentas.
En el norte tórrido o en las llanuras pampeanas, cerca de ríos, esteros y bañados.
Dicen certeras las estadísticas que el 80 % provenía de la extrema pobreza del extremo sur europeo.
Gallegos todos los españoles y tanos todos los italianos (rusos los judíos, turcos los musulmanes, vascos, polacos, alemanes, galeses), mixturaron su sangre con el indio o la india, el criollo o la criolla, eran casi seis millones los que desfilaron entre 1857 y 1914.
Para ese año casi el 30 %de nuestra población era extranjera.
El modelo económico aroexportador los empujó hacinados en las ciudades que estaban siendo tales.
Su casa el conventillo, un baño, una cocinita y un patio para diez familias de casi diez personas cada una.
Jornadas laborales de 16 o 18 horas, hombres, mujeres y niños.
Hambre recurrente, enfermedades y desocupación cotidiana.
Mientras los Alzaga Unzué, los Mitre, los Anchorena, los Martínez de Hoz poseían millones de hectáreas.
¿Quién dijo que nuestros padres y abuelos no lucharon?, se entregaron mansos a la explotación, aceptaron sin dobleces la miseria, miraron sumisos las vacas ajenas.
¿Quién desde su estrechez ideológica pretende hacernos creer que la Semana Roja, las huelgas revolucionarias por 8 horas de trabajo, por condiciones dignas en talleres, fábricas y frigoríficos, salarios, defensa de la fuente laboral, el enfrentamiento contra las Leyes de Residencia y de Defensa Social, la Huelga de los inquilinos, el Grito de Alcorta, la Semana Trágica, la Patagonia Rebelde, son películas del lejano oeste muy lejano de nuestra identidad.?
Trabajaron nuestros padres y abuelos por décadas; pero también lucharon y dieron su vida por una Patria mas Justa, Libre y Soberana.
Hoy es un continuo en esta historia del recupero de la memoria en la que debemos empeñarnos.
Aún los descendientes de aquellos años de la República Conservadora, miran al otro indoamericano como el "exótico" de turno, no saben o no recuerdan o no quieren hacerlo que ellos (y nosotros) siguen (seguimos) siendo los extraños en este mundo global de muros y occidentes.
Son (somos) la barbarie sudaca para el norte civilizado y tecnológico.
Alguién debe acercarse y decírcelos antes que nos sigan devorando los de afuera.
Su rubiez y blancura también es exótica.
GB
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