miércoles, 5 de agosto de 2015

La cuna de Antonia II

En marzo de 2012, Tiempo publicó una columna mía que llevaba como título "La cuna de Antonia". La hija menor de Mauricio Macri y la cuestionada empresaria textil Juliana Awada había nacido en octubre de 2011 y, rápido de reflejos, el asesor y buhonero Jaime Duran Barba encontró otra mercancía para vender. Era cuestión de preparar el libreto, crear un efecto y confiar –vanamente– en las dotes actorales del alcalde de la papa en la boca.

Permítanme citarme, porque aquella nota y la declaración del ingeniero de la UCA estaban relacionadas con el desagrado, el miedo, la angustia que sentían los globosos muchachos bailarines por la recuperación de YPF, nuestra petrolera de bandera.
Decía en ese verano de 2012: "Ahora, para darle visos de realidad al fantástico relato apocalíptico del PRO –que cada vez se parece más al de la desaforada Elisa Carrió– el incompetente alcalde que vive de franco y de Franco, nos cuenta una melosa historia de melancolías y preocupaciones. Resulta que se desvela a las 6 de la mañana, recorre entre penumbras los vastos espacios de su residencia y se acerca a la cuna de su pequeña hija Antonia. Y piensa. He ahí el primer dato increíble: piensa. Y sintetiza y corporiza en su niña rica, el fatal destino de una niñez que por efectos de las políticas perversas y erróneas del gobierno nacional, está condenada al dolor, al no futuro."
Mientras Antonia crece sana y aparentemente feliz y es fotografiada conociendo la nieve y las montañas o festejando su tercer cumpleaños en la imponente quinta "Los abrojos" de Villa de Mayo, conseguida por el sudor de la frente –o mejor, de sus trabajadores–  del nono Franco, la realidad desmiente el caos con los que intentaban atemorizar a los argentinos.
Es un abuso de la lógica, una afrenta a la inteligencia, memoria y sensibilidad el constante ir y venir por las posturas y definiciones, siguiendo los dictados antiguos y pasados de moda del titiritero ecuatoriano, que intentan esconder el rostro privatista, excluyente, discriminador y elitista del PRO.
Retrocedo alrededor de tres años y medio y vuelvo a plagiarme: "¿Cómo no indignarse luego de escucharlo profetizar un océano de desdichas para los argentinos luego de la histórica nacionalización de la gestión de YPF, apareciendo su verdadera cara de defensor de intereses antipopulares y observarlo luego decir –cuando ve las encuestas de adhesión a la medida– que si él fuera gobierno no volvería a privatizar la petrolera. No Macri, no. No nos tome por estúpidos, no juegue con nuestra paciencia. Dedíquese a trabajar, a hacerse cargo y cambie el libretista."  
Si no existiera tremenda protección mediática y medrosos periodistas que viven de la monumental pauta publicitaria del Gobierno de la Ciudad, estas contradicciones, flagrantes mentiras y burlas, no tendrían posibilidad de repetirse. El estentóreo NO que le dedicaron a cada falso anuncio nac&pop en la noche del sobreactuado festejo por el susto que habían sufrido en las urnas, se repetiría ante cada declaración pública. Ese blindaje ante las maniobras distractivas y de enmascaramiento, así como el disimulo de la inexistente profundidad conceptual e ideológica de Macri, consiguen confundir a algunos u olvidar que el rosario de mentiras se repite como en una novena sin fin.
    
Aquella noche de caras largas y sonrisas forzadas todo se asemejaba a una representación de un drama en la antigua Grecia. El actor recitaba (mal) un libreto ajeno, que no sentía. Los coprotagonistas lo rodeaban con máscaras representando a la cara de la comedia. En las gradas, los corifeos eran la voz del pueblo (es una manera de decir) que contradecían el relato del protagonista que insistía con un libreto ajeno, sabiendo perfectamente que en ningún caso lo expresado podría ser realidad o verdad.
Mientras tanto, en la vida real, un movimiento continúa construyendo y ofreciendo, no solamente una esperanza y una promesa de continuidad, sino las pruebas indubitables de una conducción y una gestión de 12 años enarbolando y luchando por la Patria libre, justa y soberana. Es por lo conseguido, por lo incluido, por lo ganado que algunos odian y otros además conspiran o se desesperan.
A una minoría poderosa y con mucha difusión los irrita y perjudica que en nuestra Argentina se hayan universalizado los planes sociales y las jubilaciones. Algunos porque se sienten mejor si hay otros peor. Pero los verdaderamente poderosos son aquellos que entienden que los planes sociales lo que han hecho es ponerle un piso a la explotación. Se quejan porque a veces no consiguen mano de obra y en realidad se dan cuenta que deben pagar más y que nuestros compatriotas han recuperado dignidad y no se regalan ni se dejan explotar.
Votaremos por el Frente para la Victoria. Por Scioli-Zannini, convencidos de que es lo que hubiera hecho Néstor y lo que va a hacer Cristina. Y para volver a sentir que Antonia y todos los chicos de la Argentina, son y serán los únicos privilegiados. «

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