lunes, 3 de agosto de 2015

En 1868 el gobierno de Estados Unidos firmó un tratado con China

sobre incorporación de mano de obra. Así que los chinos llegaron al país, expulsados por el hambre que padecía la región de Cantón por aquellos años y atraídos por la demanda de trabajadores que siguió al descubrimiento de oro en California en 1848.
Entre 1852 y 1875, la reacción en contra de los chinos fue enorme, a pesar de la necesidad evidente de que de ellos se necesitaba, sobre todo en California, cuyo gobierno exigía que se restringiera o se evitará su llegada. Entonces el gobierno federal, preocupado porque esas reacciones iban en aumento, impuso una política emigratoria restrictiva. exigía que se restringiera o se evitará su llegada. Entonces el gobierno federal, preocupado porque esas reacciones iban en aumento, impuso una política emigratoria restrictiva.
El 3 de agosto de 1882 el Congreso aprobó la Ley de Exclusión de China, que tenía el propósito de prohibir por unos años la admisión de más inmigrantes chinos. Dicha ley se refrendó varias veces hasta convertirse en permanente.
El propósito de la Ley de 1882 no fue detener el ingreso de todos los extranjeros a los Estados Unidos, sino el de evitar que entraran personas pertenecientes a un origen étnico distinto al de los fundadores del país. Con ella se iniciaba una hostilidad generalizada no solamente para los chinos, sino también para los inmigrantes de origen latinoamericano, el color de su piel sirvió para diferenciar a los recién llegados y para incrementar el racismo que ya practicaban contra los negros, sobre todo si los trabajadores son pobres, lo que aprovechaban para pagar salarios más bajos que los que les pagaban a los de origen anglo. No conformes con ello, establecieron condiciones laborales indignas.
Entre 1882 y 1917 se legislaron impuestos a los inmigrantes, que se aplicaban en el momento de arribar, y se expandió la lista de categorías de extranjeros no deseables: convictos, lunáticos, débiles mentales, epilépticos, limosneros, prostitutas, alcahuetes, analfabetos, personas "susceptibles a convertirse en carga pública", y personas que tuvieran ciertas enfermedades. Cabe señalar que buena parte de estas categorías de extranjeros excluidos todavía existen y se aplican en el derecho migratorio norteamericano.
En el lapso mencionado parece ser que se cobraba un impuesto de 50 centavos, es decir, medio dólar por el derecho de inspección a los extranjeros que ingresaban a Estados Unidos; la finalidad de la inspección era que no se colaran personas que caían dentro de los que consideraban no deseables.

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