miércoles, 26 de agosto de 2020

Santiago-Facundo.

 APU: ¿Qué diferencias observa entre el caso de Santiago Maldonado y el caso de Facundo Astudillo?

ERA: Muchas. El caso Maldonado tuvo lugar en el marco de una protesta social, donde el gobierno nacional operó en función de determinados intereses económicos. No solo hizo inteligencia previa sino que monitoreo y dirigió la represión de estas  comunidades mapuches. Por eso estaba allí Pablo Noceti. Noceti no había ido a esquiar, estaba dando las instrucciones a la Gendarmería. La investigación que acaba de realizar Frederic arroja luz sobre la responsabilidad política del procedimiento que realizó la Gendarmería. Y me parece que es la primera vez que se apunta con mucha claridad las responsabilidades políticas. Veremos adónde llega todo esto que, como todo, está en manos de la justicia. En cuanto al caso de Facundo, es temprano para aventurar una hipótesis, hoy viernes 21 de agosto. Todavía no conocemos los resultados de la autopsia y lo que sabemos del expediente es muy poco y confuso. Hay que esperar. Dicho esto, si la policía estuvo involucrada directamente en la desaparición y muerte, no creo que el gobierno haya formado parte.

La actitud del gobernador Kicillof fue muy distinta, habló varias veces con la familia. Claro que fallaron los sistemas de alerta temprana, porque el caso tomo notoriedad mucho tiempo después incluso de que la madre se enterara de la desaparición. Y todos sabemos que en los casos de desaparición es muy importante actuar lo más rápido que se pueda. Acá habrá algo que revisar. Pero el problema también es que la desaparición de Facundo llega después de la retórica manodurista de Berni. Encima hay una veintena de casos de gatillo fácil en la provincia en lo que va de su gestión. De modo que el gobernador va a tener que empezar a tomar nota y preguntarse si la comunicación institucional diseñada por el ministro y su retórica militarista no le compran demasiados problemas extras que, en este contexto de crisis económica, con la pandemia, la verdad que no da. Y lo más preocupante es que si la postpandemia se tramita con esta retórica habrá que lamentar muchas violencias físicas pero sobre todo muchas violencias morales, aumentará el hostigamiento policial. El policiamiento callejero no solo crea condiciones para el encarcelamiento masivo, sino que es una manera de ejercer castigos anticipados: de eso se trata el verdugueo. Por tanto, es esperable que si la cosa se mantiene en este rumbo habrá más muertos, pero sobre todo aumentará el verdugueo por parte de la Bonaerense. Y los cuerpos objeto de estos castigos anticipados, ejecutados al margen del estado de derecho, lo van a poner, como siempre, los negros, los más pobres, es decir, los votantes peronistas.

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