El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, hizo un llamado al pueblo norteamericano en el que propuso retornar a las tareas y a la productividad para evitar que el freno de la economía sea absoluto y provoque una depresión que “sea peor que la enfermedad” que la causó, en referencia al coronavirus COVID-19. “Nuestro pueblo quiere volver a trabajar. Practicarán la Distancia Social y todo lo demás, y los Mayores van a ser cuidados de manera protectora y con amor. Podemos hacer las dos cosas juntos. ¡La cura no puede ser peor (por lejos) que la enfermedad! El Congreso debe actuar ya. ¡Volveremos más fuertes!", señaló el jefe de estado por medio de un mensaje en su cuenta de Twitter.
“El Congreso debe aprobar el acuerdo, sin todas esas tonterías, hoy. Cuanto más tarde, más difícil será poner en marcha nuestra economía. ¡Nuestros trabajadores saldrán heridos!”, había dicho más temprano Trump. El mandatario norteamericano se refiere al paquete de medidas que el Capitolio deberá aprobar para poner en marcha las medidas de ayuda que propuso la administración en sintonía con la Reserva Federal.
Importantes funcionarios del Congreso de Estados Unidos y la Casa Blanca sostuverion la noche del lunes duras negociaciones en el Capitolio sobre un rescate de casi 2 billones de dólares para hacer frente al brote de coronavirus, indicando que esperaban alcanzar un acuerdo este martes. El optimismo por llegar a una votación positiva impulsaba a la bolsa de Nueva York, que inició la jornada con ganancias por encima del 5%.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, y el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, dijeron haber hablado por teléfono con el presidente, Donald Trump, durante la larga noche de conversaciones. Aunque ambas partes resolvieron muchos detalles del amplio paquete, quedaban algunas discrepancias.
Ambos hicieron declaraciones por separado en la medianoche del lunes indicando que las negociaciones continuarían toda la noche.
“Estamos deseando tener un acuerdo mañana (martes)”, dijo Mnuchin a la prensa tras salir de la oficina de Schumer. “El presidente nos da indicaciones”, dijo el secretario del Tesoro. “El presidente querría tener un acuerdo y confía en que podamos concluir esto”. Poco después Schumer se mostró de acuerdo en que estaban cerca de un acuerdo. “Esa es la expectativa, que terminemos esto mañana y esperemos poder votarlo mañana por la noche”, dijo.
La larga noche de conversaciones indirectas llegó tras un largo día intentando acercar posiciones. El enorme paquete es un amplio esfuerzo por proteger la economía estadounidense, ayudar a los hogares y reforzar el sistema sanitario en medio de la creciente crisis. Mnuchin dijo que se esperaba que las negociaciones se reanudaran a las 9:30 (hora local, 13.30 GMT).
Durante el día hubo momentos de tensión debido a la resistencia de Washington de responder al creciente brote de coronavirus, mientras el Congreso discutía sobre el plan de rescate de casi 2 billones de dólares y un impaciente Trump se planteaba abiertamente dejar que la cuarentena de 15 días expirase el lunes 30 de marzo.
La oposición demócrata, que recuerda los excesos de quienes se beneficiaron del plan de rescate de la crisis de 2008, quiere una mayor supervisión de los préstamos concedidos a las grandes empresas que, según ella, se asemejan a regalos para los directivos. Además, los demócratas sostienen que la propuesta inicial no abarca lo suficiente para proporcionar atención de salud y ayuda por desempleo a los estadounidenses, y tampoco restringe una propuesta de 500.000 millones de dólares de “fondos para cabildeo ilegal” para las corporaciones.
El jefe de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, criticó “una obstrucción absolutamente estúpida” por parte de la oposición.
Tras ser votado en el Senado, el texto deberá ser aprobado por la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, antes de ser promulgado por el presidente Donald Trump.
El coronavirus infectó a más de 45.000 personas y dejó más de 500 muertos en los Estados Unidos, según un recuento de la universidad Johns Hopkins.
Mientras Estados Unidos se preparaba para una oleada de enfermos y millones de personas se veían confinadas en casa para evitar un pico de infecciones que podría sobrepasar a los hospitales, la intervención federal más ambiciosa de la era moderna ponía a prueba si Washington podía actuar con rapidez para gestionar la pandemia en casa.
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